Dos candidatos de las elecciones presidenciales de Irán se retiraron el jueves mientras el país se preparaba para los comicios del día siguiente, en un esfuerzo de los aspirantes de línea dura de consolidarse en torno a un candidato de unidad para reemplazar al fallecido Ebrahim Raisi.
Amirhossein Ghazizadeh Hashemi, de 53 años, retiró su candidatura e instó a otros a hacer lo mismo “para que se refuerce el frente de la revolución”, según dijo la agencia de noticias IRNA el miércoles por la noche.
Ghazizadeh Hashemi sirvió como uno de los vicepresidentes de Raisi y dirigió la Fundación de Asuntos de Mártires y Veteranos. Se presentó en las presidenciales de 2021 y obtuvo en torno a un millón de votos, con lo que quedó en último lugar.
El alcalde de Teherán, Alireza Zakani, también se retiró el jueves, como hizo en los comicios de 2021, en los que fue elegido Raisi.
Zakani dijo que se retiraba para “bloquear la formación de un tercer gobierno” del expresidente Hassan Rouhani, una alusión al candidato reformista, Masoud Pezeshkian. Pezeshkian se presenta con el apoyo del exministro iraní de Exteriores Mohammad Javad Zarif, que firmó el acuerdo nuclear de 2015 con potencias internacionales durante el mandato de Rouhani.
Las renuncias de candidatos de última hora son habituales en las elecciones presidenciales iraníes, especialmente la víspera de la votación, en la que las campañas tienen un día obligatorio de silencio sin mítines. Las urnas abren el lunes.
Las dos retiradas dejaban otros cuatro candidatos en disputa, aunque la mayoría de los analistas creían que era una pugna a tres.
Dos candidatos estrictos, el exnegociador nuclear Saeed Jalili y el presidente del parlamento, Mohammad Bagher Qalibaf, compiten por el mismo sector de población, según los expertos. Después está Pezeshkian, cirujano cardiaco que ha intentado asociarse con Rouhani y otros reformistas como el expresidente Mohammad Khatami y los líderes del Movimiento de Verde de protesta de 2009.
Bajo el liderazgo del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, la teocracia iraní ha mantenido su posición de no permitir candidaturas de mujeres ni de nadie que busque un cambio radical en el gobierno. Sin embargo, en los últimos días Jamenei ha pedido una participación “máxima” en la votación, además de transmitir una advertencia velada a Pezeshkian y sus aliados sobre la dependencia de Estados Unidos.
El desinterés generalizado de la población se ha extendido en la capital iraní antes de las elecciones, convocados tras la muerte de Raisi en un helicóptero en mayo.
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