Los líderes de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur concluyeron una cumbre en el retiro presidencial de EEUU, Camp David, consolidando una asociación trilateral recientemente establecida con el compromiso de una respuesta trilateral unificada durante una crisis regional, centrándose en las amenazas de China y Corea del Norte.
“Todos nos hemos comprometido a consultar rápidamente entre nosotros en respuesta a las amenazas a cualquiera de nuestros países de cualquier fuente que ocurra”, dijo el presidente Joe Biden junto a su homólogo de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, durante una conferencia de prensa conjunta al final de la cumbre.
“Eso significa que tendremos una línea directa para compartir información y coordinar nuestras respuestas cada vez que haya una crisis en la región o que afecte a cualquiera de nuestros países”, agregó.
Sin mencionar a China, Biden dijo que los líderes reafirmaron el compromiso de mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán y abordar la coerción económica, una práctica que Washington acusa a Beijing de emplear para sus objetivos políticos.
“El orden internacional libre y abierto basado en el estado de derecho está en crisis”, dijo Kishida, señalando la invasión rusa de Ucrania, las continuas amenazas nucleares y de misiles de Corea del Norte y un “intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza en los mares de China Oriental y Meridional”.
En una ruptura con el lenguaje de la cumbre anterior que normalmente evitó nombrar directamente a China, la declaración conjunta de los líderes destacó explícitamente el "comportamiento peligroso y agresivo de Beijing que apoya reclamos marítimos ilegales" en el Mar de la China Meridional.
China ha reclamado la soberanía sobre casi todo el mar, antagonizando con otros de la región como Brunéi, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam. Un tribunal internacional dictaminó en 2016 que el reclamo de China no tenía fundamento legal.
Apenas esta semana, surgieron noticias de que Beijing parece estar construyendo una pista de aterrizaje en una isla en disputa en aguas que también reclaman Vietnam y Taiwán.
Cooperación de defensa trilateral
El compromiso de consultar durante una crisis se suma a varias otras promesas de cooperación de defensa trilateral, como ejercicios militares regulares y simulacros de misiles balísticos, así como una nueva colaboración en seguridad económica: fortalecer las cadenas de suministro de semiconductores, la seguridad cibernética y la inteligencia artificial.
El grupo también acordó poner a prueba un sistema de alerta temprana de la cadena de suministros para protegerse contra las interrupciones de ciertos productos, incluidos los minerales críticos utilizados en las baterías de los vehículos eléctricos.
China domina la cadena de valor de estos minerales y representa más de la mitad de la producción mundial de litio, cobalto y manganeso, y casi todos los minerales de tierras raras.
Beijing criticó la cumbre como el intento de Washington de convertir Asia-Pacífico en “un campo de batalla para la competencia geopolítica”.
“La región de Asia y el Pacífico es una tierra prometedora para la paz, la estabilidad, la cooperación y el desarrollo y no debe convertirse en un campo de duelo para la rivalidad geopolítica”, dijo el viernes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin.
Mientras los líderes se preparaban para Camp David, el servicio de inteligencia de Corea del Sur dijo que Corea del Norte estaba preparando más pruebas de misiles balísticos intercontinentales en protesta.
“Cualquier provocación o ataque contra cualquiera de nuestros tres países desencadenará un proceso de toma de decisiones en este marco trilateral, y nuestra solidaridad será aún más fuerte y más dura”, advirtió Yoon.
No es una mini-OTAN
En una sesión informativa para los periodistas el viernes, el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan rechazó las críticas de Pyongyang y Beijing a la cumbre como una táctica de Washington para crear una "mini-OTAN" en Asia.
“Esta asociación no es contra nadie. Es por algo”, dijo. “Es por una visión del Indo-Pacífico que sea libre, abierta, segura y próspera”.
Camp David marcó un hito en las relaciones entre Corea del Sur y Japón, su antiguo ocupante. Siguió meses de diplomacia entre los gobiernos de Yoon y Kishida, dejando de lado su tensa historia y la desconfianza mutua para enfrentar desafíos de seguridad mutuos más inminentes.
Si bien Beijing descartará a Camp David como el esfuerzo ilícito de una pequeña camarilla con una mentalidad de Guerra Fría que busca contener a China, la cumbre marca “el fracaso decisivo de los esfuerzos chinos para utilizar la hostilidad, los incentivos económicos y la intimidación entre la República de Corea y Japón para debilitar las alianzas de EEUU en el noreste de Asia”, dijo Robert Daly, director del Instituto Kissinger del Centro Wilson sobre China y Estados Unidos.
“Estados Unidos ha utilizado la cumbre para reafirmar, de manera concreta, que es un miembro activo de una región vital que a China le gustaría haber considerado como su esfera de influencia”, dijo a la Voz de América.
[En este informe contribuyó Hyeongjoo Park, del servicio coreano de la VOA]
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