Cuba abrió el juicio el 4 de marzo contra el estadounidense Alan Gross por supuestamente actuar contra su "independencia e integridad".
La fiscalía cubana sostiene que el hombre de 61 años, quien trabajaba como contratista para la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), era un "agente secreto" de EE.UU. que distribuía "sofisticados medios de comunicación" a opositores.
El contratista está detenido desde el 3 de diciembre de 2009 en La Habana y la fiscalía cubana pide 20 años de cárcel por delitos contra el Estado.
Pero Washington insiste en que sólo repartía equipos de comunicación para la comunidad judía en la isla.
Cllinton reclama liberar a Gross
La secretaria de Estado Hillary Clinton dijo que Gross "está preso desde hace mucho tiempo. Llamamos al gobierno cubano a liberarlo sin condiciones y a permitirle salir de Cuba y encontrarse con su familia" y manifestó "preocupación" el caso.
También el secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, emiitió una declaración donde dice que "Alan Gross fue detenido y ha sido privado de su libertad injustamente durante los últimos 14 meses. En vez de poner en libertad al Sr. Gross para que pudiera regresar a casa con su esposa y familia, la decisión de hoy por las autoridades cubanas hace que sea incluso más injusto lo que le ha pasado a un hombre que ayudaba a aumentar el libre flujo de información desde, hacia, y entre el pueblo cubano".
En tal sentido, Carney dice que "permanecemos sumamente preocupados por el bienestar del Sr. Gross y su familia, y reiteramos nuestro llamado a que se le ponga en libertad de inmediato".
La esposa de Gross asiste al juicio
La esposa del estadounidense Alan Gross, Judy Gross, asistió al juicio que se celebra en el Tribunal Provincial del Poder Popular de La Habana, Cuba, en contra del contratista.
Judy Gross llegó al tribunal caminando y acompañada de otras dos personas que podrán ser los representantes legales de la familia Gross, aunque hasta el momento nadie lo ha confirmado.
También arribaron al juicio representantes consulares de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA) y un representante de la comunidad judía en Cuba, entre otros.
Ninguno dió declaraciones a los periodistas de medios extranjeros que se han congregado a las puertas del tribunal, donde la vista se celebra a puerta cerrada.
En vez de jurado, cinco jueces
En el juicio contra Gross en La Habana no hay un jurado para escucharlo sino cinco jueces.
La ley cubana no prevé la existencia de un jurado y el juicio se hace de forma oral e inmediato, lo que significa que el tribunal deberá conocer las pruebas y a más tardar un día después emitir un fallo, aunque la divulgación del veredicto puede demorar una semana.
El estadounidense se encuentra de frente "con cinco jueces. Tres de ellos profesionales y dos legos, todos ataviados con sus togas negras", dijo a la agencia AP el abogado y opositor René Gómez Manzano, quien durante años litigó en tribunales de la isla.
Explicó que los jueces legos son ciudadanos comunes que recibieron un curso y quienes durante un mes se convierten en una especie de representación popular en la impartición de justicia.
A un costado de la sala lo esperan las bancadas de abogados y fiscales; al fondo y presidiendo el recinto suele colocarse una bandera cubana. No hay una confirmación de quién será el abogado defensor, reportó AP.
Gómez Manzano señaló que la acusación de actos contra la soberanía del Estado es "difícil de verificar" pues "su propia esencia está sujeta a interpretación".
En cuanto a la sanción pedida a Gross es leve si se la compara con la máxima prevista para este delito, la pena de muerte.
Tras el juicio y la sentencia --al tener más de 60 años puede obtener una rebaja-- Gross quedará a disposición de las autoridades. Pueden dejarlo purgar su pena en la isla --como sucedió con el financista Robert Vesco quien falleció en Cuba en 2007 de un cáncer--, amnistiarlo, conmutar su sentencia o sencillamente deportarlo, agregó AP.