Estados Unidos y la antigua Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), que comandaba Rusia hasta 1991, iniciaron hace décadas las negociaciones diplomáticas para mantener a raya la proliferación y amenazas mutuas con armamento nuclear.
La denominada Crisis de los misiles soviéticos en Cuba, en 1962 durante la administración del presidente John F. Kennedy puso en máxima alerta a Estados Unidos y al mundo al descubrir el montaje de misiles nucleares de alcance medio instalados por la Unión Soviética en Cuba.
Durante 13 días de octubre de 1962 el mundo contuvo el aliento ante el inminente desenlace de un apocalipsis nuclear, hasta que la URSS retrocedió, desmanteló las bases y se llevó los misiles de vuelta a casa. Expertos e historiadores han considerado que aquel fue el evento más cercano a una guerra nuclear, pocas veces Estados Unidos ha activado su seguridad a código rojo o Defense Readiness Condition (DEFCON), como lo hizo entonces.
Producto del incidente se robustecieron los esfuerzos diplomáticos para lograr acuerdos entre las dos potencias con mayor armamento nuclear. La Voz de América hace un recuento de los tratados que surgieron en los años posteriores y sus objetivos, y cómo unos fueron sustituyendo a otros con versiones actualizadas para alcanzar las metas de reducción, desarme y control de las cabezas nucleares.
Primer acuerdo
El Tratado sobre Misiles Antibalísticos, más conocido como Tratado ABM, fue el primer acuerdo firmado entre la Casa Blanca y el Kremlin para poner límites a la fabricación, ubicación y alcance de los misiles con capacidad nuclear.
El presidente Richard Nixon y el secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, Leonid Brézhnev, firmaron el 26 de mayo de 1972 el documento negociado que estuvo vigente durante 30 años.
Expertos han considerado que aquel acuerdo mantuvo el “frágil equilibrio” durante la Guerra Fría con la certeza de que ambas potencias tenían la capacidad de destruirse mutuamente y al resto de la humanidad. Al acuerdo se agregó en 1974 un protocolo anexo que reducía las zonas de despliegue de armas nucleares.
En diciembre de 2001 el presidente Jorge W. Bush presentó a la Federación Rusa la notificación formal de retirar a Estados Unidos de forma unilateral del acuerdo y el 13 de junio de 2002 se dio por terminado y la primera potencia mundial inició el desarrollo de nuevos misiles de mayor alcance que le prohibía el tratado ABM, según análisis realizado por James M. Acton del Centro de Carnegie.
El Tratado INF
En la etapa final de la Guerra Fría Estados Unidos y la Unión Soviética sacaron adelante el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, conocido como Tratado INF, el cual firmaron en Washington los presidentes Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov, el 8 de diciembre de 1987.
Este acuerdo fue ratificado por el Congreso de Estados Unidos el 27 de mayo de 1988, y por la URSS el 1 de junio de aquel año.
Este Tratado proponía que ambas potencias nucleares renunciaran a todos sus misiles balísticos y de crucero nucleares y convencionales lanzados desde tierra con alcances de 500 a 5500 kilómetros, ambos liderazgos, Reagan y Gorbachov avanzaron en la destrucción de unos 2.692 misiles de corto y mediano alcance antes de la fecha límite 1 de junio de 1991.
En octubre de 2018 el presidente Donald Trump anunció que retiraría a Estados Unidos de ese acuerdo y suspendió formalmente el tratado el 1 de febrero de 2019. Rusia lo hizo al día siguiente.
Informes de seguimiento de Estados Unidos habían advertido en 2014 que Rusia estaba violando sus obligaciones del Tratado INF.
La serie de acuerdos START
El primero de los acuerdos del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START por sus siglas en inglés) culminó la negociación entre la Casa Blanca y el Kremlin y llegó a la firma entre los presidentes George H. W. Bush y Gorbachov el 31 de julio de 1991.
Para entonces la Unión Soviética estaba a punto del colapso, diciembre de 1991, pero el tratado no entraría en vigencia hasta 1994. El START I, como se denominó al recibir una actualización -entre la turbulencia de colapso soviético- establecía límites en cuanto a la cantidad y tipos de vehículos y cabezas nucleares que ambos países podían producir y tener.
Con la caída del Telón de Acero países que antes formaban parte de la URSS entraban dentro del START I como Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania, pero los tres países ya soberanos procedieron a desmantelar el armamento nuclear bajo su control.
El Tratado culminó el 5 de noviembre de 2009, con la llegada de un nuevo acuerdo y con objetivos más ambiciosos para el desarme que el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov consideró entonces que se aspiraba a una etapa más avanzada que supondría “una reducción radical de las cabezas atómicas”.
START II
El START II fue firmado por los presidente George H. W. Bush y Boris Yeltsin el 3 de enero de 1994 y el Senado de Estados Unidos lo ratificó en 1996 con una mayoría absoluta de 84 contra 4 votos. No obstante, la Duma, el congreso ruso lo mantuvo bloqueado por años, y empezó a aplicarse hasta el 17 de junio de 1999.
Los parlamentarios rusos pusieron muchos peros a las intervenciones de Estados Unidos en Irak y Kosovo, y a los planes de expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a los países de la Europa del este.
Sin mayores logros ese tratado fue reemplazado por el acuerdo conocido como SORT, que firmaron los presidentes George W. Bush y Vladimir Putín en Moscú el 24 de mayo de 2002.
Un tratado híbrido
El Tratado de Reducciones de Ofensivas Estratégicas (SORT, por sus siglas en inglés) se consideraba el último de la larga lista de negociaciones entre Estados Unidos y Rusia para el reducir el arsenal nuclear.
Sin embargo, los expertos consideraron como “limitado” el acuerdo firmado por los presidentes George W. Bush y Vladimir Putín el 24 de mayo de 2002 en Moscú, Rusia.
Según los expertos ese acuerdo carecía de mecanismos de medición y verificación de los alcances, tampoco hacía hincapié en la reducción permanente de armamento nuclear, con lo que ambas partes podían almacenar las ojivas nucleares para un eventual uso en el futuro; los críticos vieron como una debilidad que las reducciones solo debían ser confirmadas al límite de expiración del acuerdo el 31 de diciembre de 2012.
“El producto final se ajustaba estrechamente a las posiciones predispuestas de la administración Bush de minimizar las restricciones y mantener la flexibilidad (…) SORT contenía solo cinco artículos y en total menos de 500 palabras”, opinó Daryl Kimball, de Arms Control Association, en un artículo publicado en la web oficial de la institución en julio del año pasado.
Ajustado a la medida
Durante el primer mandato del presidente Barack Obama, la Casa Blanca y el Kremlin dirigido entonces por Dmitri Medvédev, lograron un nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III).
El presidente Barack Obama y su homólogo ruso Medvédev firmaron el tratado el 8 de abril de 2010 en Praga y lo ratificaron los legislativos de ambos países en diciembre de 2010 y enero de 2011.
Este acuerdo se consideraba la conclusión final del período de Guerra Fría, avanzaba en los objetivos anteriores de esa serie de tratados; ambas potencias nucleares se comprometieron con ese acuerdo a reducir el arsenal nuclear.
En números, el límite establecido de posesión de cabezas nucleares era de 1.550 ojivas para cada país y 700 lanzaderas de misiles intercontinentales y balísticos que incluía movilización submarina; también reducía el número de aviones de transportación de bombas nucleares a 800.
El Departamento de Estado había previsto –en septiembre de 2022- que este acuerdo para la Reducción y Limitación Adicional de Armas Ofensivas Estratégicas “mejoraría la seguridad nacional de los Estados Unidos en el rango de armas nucleares” al extenderse la vigencia hasta el 4 de febrero de 2026, no obstante el presidente ruso Vladimir Putin rechazó el tratado y lo suspendió de forma unilateral este martes.
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