Diciembre es la época más feliz para quienes festejan la tradición de la navidad, en la que algunos esperan la llegada del Niño Jesús y otros la de San Nicolás, y con ellos, los esperados regalos.
Al menos eso es lo que se supone.
Pero este año, a causa de la escasez y la crisis económica que vive Venezuela, esa emoción significa para algunos gastar más de lo que se tiene, y para otros incluso hasta lágrimas.
Una juguetería es el mejor lugar para conocer lo que pasa.
Olga Figuera, una mujer de más de 50 años, recorrió casi 500 kilómetros, desde Maturín, al oriente de Venezuela, hasta Caracas, solo para comprar el regalo de navidad de su nieta.
“Vine a esta juguetería porque sabía que aquí encontraría la muñeca. Donde vivo no la hay”, dice Figuera.
Al relatar su experiencia buscando el regalo, Figuera hace un esfuerzo por contener las ganas de llorar.
“Estoy pagando $28,23 dólares por la muñeca, es demasiado cara pero eso fue lo que mi nieta pidió, y estoy gastando la mitad de mis aguinaldos para comprarla”, relata Figuera acongojada.
La ley venezolana garantiza para todos los trabajadores a final de año una bonificación laboral mínima de 30 días de salario, o aguinaldo.
El vendedor de la juguetería, Carlos Romero, cuenta que la mayoría busca de regalo para niñas un muñeco que tiene un enorme parecido con un bebé, que cuesta el equivalente entre $14,70 y $34,70 dólares.
Este año el gobierno del presidente Nicolás Maduro decretó las “Navidades Felices”, un plan que inició el 1 de noviembre para fiscalizar la venta de alimentos, juguetes, ropa, calzado, electrodomésticos y artículos de ferretería “a precios justos”.
El superintendente de Precios, Andrés Eloy Méndez, ha dicho que el operativo se enfoca en esos rubros porque “estas son las seis áreas donde nuestro pueblo sale con sus aguinaldos de noviembre y diciembre para atender las necesidades de la familia".
Sin embargo, Romero está consciente de que estas navidades “los precios de los juguetes se elevaron en exceso, pero pagan por ellos igual”.
En Venezuela el 80% de lo que se consume es importado, según estimaciones del sector privado.
Una pistola, que tiene un valor equivalente a $12,90 dólares, o unos muñecos convertibles, que varían según su modelo entre $14,40 y $35,20 dólares es la tendencia en regalos para los varones.
Hasta final de noviembre tenían sistema de apartado para los juguetes. De esta forma la persona podía ir abonando dinero a través del tiempo hasta completar el monto total del costo del juguete.
“Mucha gente comenzó a apartar desde enero por la escasez y también para garantizarse un buen precio”.
Pero asegura que para esta fecha es muy difícil conseguir los juguetes que más tienen demanda.
“De ese muñeco, que me llegaron 24, en día y medio ya no me quedaba ninguno”, dice Romero, testigo de cómo la mayoría de sus clientes compra solo con tarjeta de crédito para financiar el gasto que significan los regalos de navidad.
Swarny Olivero es cajera en una peluquería, donde gana salario mínimo.
Su hija de seis años también le pidió al Niño Jesús el muñeco de moda, y una tableta “pero de verdad”, recuerda Olivero las palabras de su pequeña.
“Tenía una tableta nueva guardada porque en enero, con el cupo de dólares, compré por internet una que me costó $200 dólares, para luego venderla y ganar así algo de dinero, pero no conseguimos comprador. Así que decidí darle esa, porque nueva, si la consigues, cuesta el equivalente a 235 dólares”, explica Olivero.
Desde 2003 existe control de cambio en Venezuela, con tres tasas diferentes. Aunque la oficial es de 6,30 bolívares por dólar, está reservada solamente para importar alimentos y medicinas.
Anualmente, el gobierno concede a las personas un cupo de $3.000 dólares para efectuar compras electrónicas y gastos en el extranjeros a través de la tarjeta de crédito.
Más allá de esa asignación, la mayoría de los venezolanos deben recurrir al mercado negro, donde el valor del dólar aumenta sostenidamente. Esta última semana aumentó tan solo en cuatro días de 160 a 170 bolívares por dólar.
A Olivero todavía le falta comprar el muñeco, que cuesta más que el salario mínimo, unos $28,75 dólares a tasa de mercado negro.
“Ella tiene seis años, cómo le digo que no tengo dinero para comprarle el regalo que le pidió en la carta al Niño Jesús”, dice Olivero resignada.
Al gobierno, parece olvidársele que las emociones no se decretan y los adultos hacen a veces hasta lo impensable a costa hasta de deudas que después no pueden pagar, para recibir una sonrisa de un niño complacido porque recibió su ansiado regalo de navidad.