La reducción de la actividad económica en Estados Unidos debido a la pandemia del coronavirus, hizo sentir su impacto en Nicaragua, donde las zonas francas vieron mermadas sus órdenes de trabajo por lo que tuvieron que despedir a unas 6.000 personas y absorber una disminución de sus ingresos por valor de cerca de 300 millones de dólares.
Las maquilas en Nicaragua recibieron de enero a julio de este año órdenes por 722 millones de dólares, unos 284 millones menos que lo recibido durante el mismo período del año pasado, según las estadísticas de la Asociación Nicaragüense de la Industria Textil y la Confección (Anitec).
“La pandemia a nosotros nos empieza a afectar a partir de marzo, abril”, explicó a la Voz de América Dean García, director ejecutivo de la Asociación Nicaragüense de la Industria Textil y Confección (Anitec).
“Nuestras empresas reciben notificación de las marcas que suspendemos las órdenes de trabajo, las exportaciones y la producción de órdenes de trabajo, ya que al haber un cierre por la pandemia las tiendas tenían un fuerte nivel de inventario”.
En ese momento, las maquilas nicaragüenses pasan a funcionar a un 50% de su capacidad. Las maquilas invocaron entonces un acuerdo tripartito que se había firmado con el gobierno y los trabajadores, con lo cual se envió a sus casas a 35.000 trabajadores en una suspensión temporal.
La demanda de textiles se ha recuperado levemente a partir de julio, pero los clientes de las maquilas actúan aún con mucha cautela pues temen que un nuevo brote en Estados Unidos o Europa signifique un nuevo régimen de confinamiento que llevaría al cierre de tiendas. Las maquilas trabajan ahora a alrededor de un 70% de capacidad.
En julio, la facturación mensual de las maquilas fue de un total de 114 millones de dólares, cifra que dista de los 150 millones de dólares mensuales que es lo óptimo para la industria nicaragüense.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido de un segundo brote en Europa para los meses de octubre y noviembre, ante lo cual se espera que el impacto económico sea menor al del brote inicial a principios de este año.
Para absorber el impacto, de las 79 empresas de las zonas francas, 14 se están dedicando a la fabricación de insumos sanitarios, como mascarillas, batas y gorros médicos. Pero ese rubro sin embargo no produce suficiente actividad como para recuperar los cerca de 6.000 empleos perdidos en el primer semestre del año.
Según fuentes de la industria textil nicaragüense, no sería sino hasta el próximo año que se podría pensar en recuperar los puestos de empleo que tuvieron que ser recortados ante la recesión generada por la pandemia. El año pasado, Nicaragua exportó unos 1.800 millones de dólares en textiles elaborados en zonas francas. Este año difícilmente se espera que llegue a los 1.000 millones de dólares.
Algunos de los clientes, renegociaron sus órdenes de compra cambiando prendas de vestir por equipos de protección personal, como mascarillas, batas, gorros médicos y cubiertas para zapatos. Pero otros clientes simplemente cancelaron sus órdenes.
Este impacto se produce en una economía que ya en el 2019 estaba debilitada por una recesión generada por la crisis política que surgió en abril del 2018 luego que protestas civiles fueran reprimidas con violencia por el gobierno de Daniel Ortega.