El personal militar estadounidense que se vio involucrado en un devastador bombardeo de media hora de un hospital de Médicos sin Fronteras en Afganistán, ha sido castigado administrativamente, pero no enfrentará corte marcial.
El coronel Patrick Ryder, portavoz del Comando Central de Estados Unidos, dijo que “estos individuos relacionados más estrechamente con el incidente han sido suspendidos de sus funciones y fueron referidos para medidas administrativas”.
El castigo no ha sido divulgado públicamente, pero se sabe que incluye cartas de reprimenda, que pueden impedir que sean promovidos a puestos más altos.
El Departamento de Defensa tiene previsto publicar una versión redactada de su investigación sobre el ataque al hospital en Kunduz en octubre pasado, en el que murieron 42 personas, incluyendo personal médico y pacientes.
El General del ejército, John Campbell, quien era el comandante jefe en Afganistán en ese momento pero que ya ha dejado ese cargo, dijo que el ataque al hospital fue “directamente resultado de un error humano evitable”. Dijo que el bombardeo fue un “trágico error”.
La organización caritativa Médicos sin Fronteras ha pedido una investigación independiente del bombardeo, pero no se ha hecho.