El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, prometió impugnar una condena por corrupción, afirmando que el fallo es un intento de impedir que se presente en las elecciones del próximo año.
El juez Sergio Moro sentenció el miércoles a Lula a nueve años y medio de cárcel por recibir 3,7 millones de reales (1,1 millones de dólares) en beneficios de una empresa de construcción a cambio de favores.
Durante un discurso en Sao Paulo el jueves, Lula culpó a los medios de comunicación y a los fiscales por conspirar contra él, diciendo que no había pruebas para justificar las acusaciones basadas en mentiras.
Dijo que apelaría en todos los casos. "Hay un intento de sacarme del juego político", dijo Lula, rodeado de partidarios de su Partido de los Trabajadores y de movimientos de base.
"Tendrán un contendiente con un problema legal", dijo sin decir explícitamente que lanzaría su candidatura.
Lula es la figura más prominente en los tres años involucrada en la investigación de corrupción del caso Lava Jato, sobre sobornos en contratos de la empresa estatal de petróleo Petrobras.
El ex obrero que una vez fue el político más popular de la nación, es también el favorito para las elecciones de 2018, según las encuestas de opinión.
Lula apelará la sentencia alegando que Moro no hizo caso del material proporcionado por la defensa, dijo su abogado, Cristiano Zanin Martins.
Si su condena es confirmada por una corte de apelaciones, el ex jefe de Estado será excluido de la candidatura para el puesto superior de la nación.
Los inversionistas acogieron con satisfacción la posibilidad de que Lula esté fuera de la carrera.
La moneda brasileña, el real, y la bolsa de valores de referencia de Brasil aumentaron sus ganancias luego de que la decisión fue anunciada el miércoles, mientras que el swap de incumplimiento crediticio de cinco años se extendió, un indicador de la percepción del riesgo de los inversores.
El real cayó un 0,2 por ciento el jueves, mientras que la Bolsa de Valores de referencia subió medio punto porcentual.
El miércoles por la noche multitudes a favor y en contra de Lula se reunieron en algunas de las principales ciudades de Brasil para protestar o celebrar la decisión, pero no hubo incidentes importantes.
