El papa Benedicto XVI se lamentó de que la alegría del día de hoy se vea empañada por la guerra en Libia, e instó a Europa a recibir a los inmigrantes desesperados que huyen de los disturbios en el norte de África durante la celebración del domingo de Pascua.
El Vaticano ofreció una misa para más de 100.000 personas en la plaza de San Pedro, cubierta con 42.000 flores y plantas donadas por Holanda para simbolizar la esperanza y el amor.
Benedicto XVI, que ofreció saludos de Pascua en 65 idiomas, decidió enfocar su mensaje a través de un sermón centrado en remarcar el contraste entre la dicha de la Pascua y las guerras, la pobreza y el sufrimiento en todo el mundo, sobre todo en el norte de África.
"Aquí, en nuestro mundo, el aleluya pascual contrasta todavía con los lamentos y el clamor que provienen de tantas situaciones dolorosas: miseria, hambre, enfermedades, guerras, violencias", dijo en su mensaje "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo), que ofrece dos veces al año.
El Papa pidió que la diplomacia y el diálogo ocupen el lugar de las armas, e instó a que se permita que la ayuda humanitaria llegue a aquellos que más la necesitan. Además, pidió que se respeten los derechos humanos en Oriente Próximo y el norte de África y apeló a Europa para que reciba a quienes huyen de los conflictos en esas áreas.
"Que llegue la solidaridad de todos a los numerosos prófugos y refugiados que provienen de diversos países africanos y se han visto obligados a dejar sus afectos más entrañables", agregó.
Italia se ha quejado de que sus socios de la Unión Europea la han "dejado sola" para enfrentarse a los miles de inmigrantes, principalmente tunecinos, que han llegado a la isla italiana de Lampedusa en las últimas semanas, huyendo de los disturbios políticos en el norte de África.
"Que los hombres de buena voluntad se vean iluminados y abran el corazón a la acogida, para que, de manera solidaria y concertada se puedan aliviar las necesidades urgentes de tantos hermanos; y que a todos los que prodigan sus esfuerzos generosos y dan testimonio en este sentido, llegue nuestro aliento y gratitud", dijo el Papa.
El Domingo de Pascua, que conmemora la resurrección de Cristo después de su crucifixión, se celebra una semana antes de la beatificación del fallecido Papa Juan Pablo II, un evento para el que se espera que acudan miles de fieles a Roma.
