El ex agente secreto chileno Enrique Arancibia Clavel recibió quince puñaladas mientras disfrutaba de la libertad condicional de la condena a cadena perpetua que se había interpuesto contra él por el asesinato del ex jefe del Ejército de Chile Carlos Prats y su mujer, en 1974.
"Tenía más de 15 puñaladas, en el cuello, en el tórax, en los intestinos. Lo vi tirado boca abajo en el suelo cubierto de sangre. Yo lo conocía desde 1992", dijo al canal de TV C5N Guillermo Eisler, abogado vecino de Arancibia.
En el año 2000 los tribunales argentinos condenaron a Arancibia Clavel, ex miembro de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), a cadena perpetua por el asesinato de Prats, el general que permaneció fiel al derrocado presidente chileno Salvador Allende, quien murió en el golpe de Estado de 1973.
Arancibia fue acusado del asesinato del militar Prats y su mujer, Sofía Cuthbert en 1974, que residían en Argentina durante su exilio, cuando un explosivo estalló al subir a su automóvil. La Justicia atribuyó el crimen de lesa humanidad a Arancibia, que actuaba bajo el mandato del general Augusto Pinochet.
Se desconoce por el momento las causas del asesinato. "(Arancibia) Tenía puesta una camisa de colores y una indumentaria deportiva azul. La puerta de su apartamento en el primer piso no fue violentada. Un familiar que lo encontró, un ahijado, dijo que había en la casa una caja con fajos de billetes, pesos y dólares, pero no fue robada", dijo Eisler.
En 2004 la pena aumento 12 años de prisión por el secuestro y aplicación de torturas en 1977 a dos jóvenes chilenas refugiadas de la dictadura. Sin embargo, tres años más tarde el ex agente obtuvo la libertad condicional de la que gozaba en el momento de su muerte.
La justicia argentina desechó los cargos por asociación ilícita contra el ex miembro de la DINA, y aplicó la llamada ley de "dos años por uno" que conmuta penas, lo que le permitió vivir en libertad hasta su muerte, a los 66 años.