Lo que los periodistas estadounidenses experimentaban en países en guerra, lo están viviendo ahora en sus propias ciudades. Los medios están respondiendo dando entrenamiento a sus periodistas y dotándolos de equipos de seguridad.
La policía dice que necesita fotos y videos de los medios para investigar e identificar a sospechosos de crímenes. Los medios prefieren no entregar el material, dicen que si las entregan, los manifestantes podrían verlos después como una extensión de la policía y su integridad podría estar en peligro.
La desinformación, las noticias falsas y las campañas de difamación por internet son un problema en Brasil. Pero una ley aprobada por el Senado obligaría a las personas a ofrecer identificaciones para usar las redes sociales. Y sus mensajes podrían ser accesibles para las cortes. Este remedio podría ser peor que la enfermedad.
Estados Unidos es visto y se presenta como un oasis de las libertades civiles, incluyendo la libertad de prensa. Pero los ataques contra manifestantes y periodistas en las protestas de los últimos días, amenazan con permitir a déspotas y autócratas acusar a Estados Unidos de ser hipócrita al no practicar lo que predica.
Algunos periodistas han sido atacados, detenidos y acosados durante su cobertura de las protestas en todo el país por la muerte del afroestadounidense George Floyd bajo custodia policial en Minneapolis la semana pasada.