El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, elogió el apoyo de Brasil a su restitución en el cargo, pero reclamó que Estados Unidos puede "hacer más" para presionar al gobierno de facto en el país centroamericano.
Estados Unidos es el principal socio comercial de Honduras y su mayor fuente de ayuda externa. El gobierno norteamericano suspendió a ese país 18 millones de dólares en asistencia para el desarrollo cuando el gobierno de facto de Roberto Micheletti se negó a permitir el retorno de Zelaya a la presidencia.
Dos días antes, durante la Cumbre de Líderes de América del Norte, el presidente de EE. UU., Barack Obama, habló sobre la intervención de su país en la situación de Honduras. El mandatario dijo que tal vez hay algo de hipocresía en el modo en que sus críticos ven las relaciones de Estados Unidos y Latinoamérica.
“Los mismos críticos que dicen que Estados Unidos no ha intervenido lo suficiente en Honduras son las mismas personas que dicen que siempre intervenimos y que los yankees necesitan salir de América Latina”, dijo Obama.
Zelaya habló con una televisora brasileña horas antes de reunirse con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, como parte de su gestión internacional para afianzar el apoyo latinoamericano contra su destitución.
En Santiago de Chile, la presidenta Michelle Bachelet recibirá mañana jueves a Zelaya en la sede de gobierno, informó el canciller Mariano Fernández.
El 28 de junio, Zelaya fue sacado del país por fuerzas militares a raíz de que él intentaba poner a votación un cambio en la constitución hondureña que le permitiría continuar su presidencia más allá del término para el que fue elegido. El Congreso hondureño nombró a Roberto Micheletti como presidente interino.
La comunidad internacional, incluyendo la ONU y la Organización de Estados Americanos rechazaron la destitución de Zelaya llamándole un golpe de estado. En las calles de Honduras, miles de hondureños de ambos lados de la controversia se han manifestado.
