Cuando Washington y Colorado crearon sus industrias de marihuana, sabiendo que el gobierno federal lo prohibía, establecieron normas estrictas con la esperanza de mantener a margen al Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Los negocios tendrían que tener un inventario de plantas y productos con códigos de barras. Los reguladores tendrían que aprobar los fondos invertidos para asegurarse de que no estén vinculados al crimen. Los dueños de negocios de marihuana tendrían que vivir en el estado y pasar exámenes de antecedentes.
Cinco años después, las autoridades federales se han mantenido al margen, pero la industria dice que está sofocada con tantas regulaciones. Legisladores en ambos estados han escuchado las quejas y están tomando medidas para relajar las normas.
“En el mundo de los negocios hay un dicho que dice: ‘El pionero sufre y el establecido vive bien’”, dijo Greg James, editor de la revista especializada Marijuana Ventures, cuya sede está cerca de Seattle. “Estas normas han hecho a la industria muy ineficaz. Vamos a quedar rezagados a menos que cambiemos algunas cosas rápidamente”.
Desde que Colorado y Washington se convirtieron en los primeros estados en legalizar el uso recreativo de marihuana, otros ocho estados han hecho lo mismo. California, Nevada, Oregon y Michigan son algunos de los estados que han optado ser más tolerantes hacia los dueños e inversiones de otros estados.
En Colorado, que ya ha relajado sus normas para permitir que negocios con licencias tengan hasta 15 dueños de otros estados, legisladores de ambos partidos quieren abrir más la industria para incluir inversiones de empresas que cotizan en bolsa y limitar los requisitos de revisión de antecedentes. El ex gobernador John Hickenlooper vetó una medida parecida el año pasado, pero el nuevo gobernador Jared Polis ahora ha indicado que apoya el cambio.
Legisladores de Washington están sopesando una estrategia de dos partes: relajar las restricciones financieras pero reducir las penalidades, reduciendo la probabilidad de que los negocios pierdan sus licencias por cosas como por llevar sus cuentas descuidadamente. Desde el 2015 se han cancelado las licencias de tres docenas de compañías, mientras que otros 32 negocios han recibido notificaciones de cierre, de acuerdo con la junta estatal de Licores y Cannabis.