Miles de turistas de todas partes llegan cada primavera a Washington para disfrutar del espectáculo natural que ofrecen más de 3.000 cerezos en flor.
A pesar de los días previos con mucho frío, los árboles han despertado de su ciclo de hibernación esta semana, que el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos (NPS) ha previsto este año que será el punto máximo de floración, entre el miércoles 22 y el sábado 25. Los registros del NPS indican que la floración más temprana registrada data del 15 de marzo, en 1990, y la más tardía, el 18 de abril, en 1958.
Este sábado también se abre el telón del Cherry Blossom Festival 2023, que celebra el regalo de estos árboles en 1912 de Tokio a Washington DC, y culmina el 16 de abril.
Los horticultores del NPS, que "monitorean el desarrollo de los brotes" al acercarse la primavera, advierten que una helada repentina o una lluvia con vientos puede cambiar o terminar con las previsiones de este espectáculo natural.
Sin embargo, el gobierno de la ciudad, contra cualquier pronóstico, se prepara cada año para el Festival, que ofrece con su variedad de eventos y celebraciones una oportunidad para los negocios locales, y se vuelve una oportunidad para conocer la cultura japonesa, según el gobierno de la ciudad.
“La primavera es un momento hermoso y emocionante en DC, y nos encanta dar la bienvenida a los visitantes a nuestra ciudad (...) Cuando la gente viene para el Cherry Blossom Festival, queremos que se queden y experimenten DC: nuestros restaurantes, nuestros museos gratuitos, nuestros teatros y deportes, y nuestros hermosos vecindarios que también están llenos de flores de cerezo. Hay tanto que hacer y ver", dijo la alcaldesa Muriel Bowser durante una conferencia de prensa para dar detalles del festival.
El frío inusual del fin de semana pasado no ha impedido que algunos visitantes se lancen a las caminatas para ver los primeros capullos de flores y algunos árboles ya florecidos, y tomar las primeras fotos.
El gobierno de la ciudad calcula que un millón y medio de visitantes llegan a Washington cada año durante estos días para este festival, una inyección de recursos esperada para los hoteles, transporte y pequeños negocios, que captan millones de dólares de los visitantes.
Un regalo japonés
La gran mayoría de los aproximados 3.800 árboles de cerezo plantados en la Explanada Nacional en Washington corresponden a las variedades japonesas de cerezo Yoshino y Kwanzan, que produce una flor de tonos rosado y blanco. Estos últimos son los primeros en alcanzar el máximo punto de floración.
Japón ofreció de regalo los árboles de su flor nacional a Estados Unidos como una muestra de amistad entre los dos pueblos con un proyecto iniciado en 1909. Estaba previsto plantar unos 6.000 árboles a partes iguales en Washington y Nueva York, pero el plan no se pudo cumplir a cabalidad.
La llegada de los cerezos a la capital estadounidense fue posible por el involucramiento de la primera dama de Estados Unidos de entonces, Helen Taft (1909 - 1913), quien se dedicó al proyecto de ornamentar los alrededores del Tidal Basin, el estanque artificial con aguas del río Potomac construido entre los emblemáticos monumentos a los padres fundadores George Washington y Thomas Jefferson.
Hasta la administración del presidente William Howard Taft, las esposas de los mandatarios tenían participaciones muy discretas, con lo que la señora Talf cambió la perspectiva del trabajo desde su oficina de primera dama en la Casa Blanca desde su llegada.
Documentos de la época indican que los primeros 2.000 árboles llegaron infectados de plagas y hubo que quemarlos por orden del presidente Talf. No fue hasta 1912 que se pudo plantar con éxito los primeros árboles, de los cuales solo sobrevive un centenar.
Los registros históricos dicen que el primer esfuerzo por traer los cerezos a Washington estuvo a cargo de otra mujer, llamada Eliza Ruhamah Scidmore, en 1880, periodista e investigadora, y la primera mujer en formar parte de la directiva de National Geographic Society.
Scidmore conoció la tradición de los cerezos en flor en Japón gracias a una visita a su hermano que fungía en el cuerpo diplomático de Estados Unidos en el país nipón. Desde entonces enviaba cartas y movía contactos para materializar aquel deseo que encontró eco años después en la primera dama Talf.
En la actualidad ese legado es gancho para la industria turística en la ciudad, que ofrece paquetes de visitas de tres días a la capital que incluyen los cerezos y otras atracciones para que el visitante se lleve las estampas de la capital estadounidense que da la bienvenida a la primavera con los cerezos en flor.
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