Más de 160 ancianos japoneses se ofrecieron para formar un equipo de voluntarios que realizaría algunos de los trabajos más peligrosos en la dañada planta nuclear de Fukushima.
Yasuteru Yamada, un ingeniero jubilado de 72 años, quien ha organizado el grupo, dijo que no está proponiendo una misión suicida, pero que los ancianos tienen menos probabilidades de sufrir los efectos a largo plazo de la radiación, en comparación con los hombres jóvenes que actualmente están trabajando en la planta.
Los altos niveles de radiación han hecho imposible que los trabajadores permanezcan más de unos pocos minutos a la vez en los edificios donde están los reactores de la planta.
En una nueva evidencia de que el peligro continúa la Compañía Eléctrica Tokio (TEPCO) dijo que una lectura del nivel de radiación en el aire sobre uno de los reactores mostró que está 18 veces más alto que el límite permitido.
TEPCO no ha comentado sobre la propuesta del ingeniero Yamada.