El peligro que conlleva la guerra no impidió a la estadounidense Shana Aufenkamp viajar a Ucrania para ejercer un voluntariado en un refugio de animales.
“Había gente que iba a Ucrania en medio de la guerra para ayudar a los animales. Y yo quería ser parte de eso, como persona que tiene experiencia con la región, y habla un poco de ruso, y me apasionan los gatos. Quería ver qué podía hacer” dijo Aufenkamp en entrevista con la Voz de América.
Se desempeñó como voluntaria en el refugio de la organización sin ánimo de lucro Breaking the Chains International, una institución que rescata animales de las zonas de Ucrania más afectadas por los ataques rusos.
Su fundador, Tom S-N, explicó que sirvió como militar durante 18 años en zonas de conflicto alrededor del mundo, algo que posteriormente le originó estrés postraumático. Detalló, además, que un animal “salvó su vida”, lo que le empujó a crear la organización.
“Abrí mis ojos y tuve la visión de lo importante que son los animales, no solo para mí, sino para el conjunto de la sociedad. Quería protegerlos a todos los niveles y usar cualquiera de mis habilidades con mi experiencia militar y las de mi equipo”, señaló.
Tras el terremoto de magnitud 7,8 que tuvo lugar en febrero de 2023 en Turquía y que acabó con la vida de al menos 43.556 personas, según la cancillería turca, Tom y parte de su equipo viajaron hasta la península de Anatolia para rescatar a los animales que quedaron atrapados entre los escombros.
La sede principal de la institución se ubica en Ucrania, donde, además de atender y cobijar a los animales en un refugio, se organizan clases de terapia con animales dirigidas a los soldados ucranianos que resultaron heridos.
“Obviamente la situación es mala, porque allí no hay infraestructura. La gente tuvo que evacuar rápido. En muchos casos abandonaron a perros y gatos, porque no pudieron llevárselo con ellos, así que los dejaron en la calle” explicó S-N sobre Ucrania.
Por otra parte, el veterano dijo que, a través de donaciones privadas, más de 10.000 animales como perros, gatos, ponis, gallinas o cabras, han sido rescatados y atendidos posteriormente por los voluntarios.
Una vez en el refugio de Ucrania, Aufenkamp se ofreció para trasladar a los animales hacia Estados Unidos junto a la directora del refugio de animales Homeward Trails, localizado en Fairfax, Virginia. Transportar un solo gato desde Ucrania hasta Norteamérica cuesta alrededor de 600 dólares estadounidenses, dijo Aufenkamp.
“Es caro, pero de lo contrario (el animal) se quedaría en el refugio”, apuntó.
Algunos de los gatos que las voluntarias trasladaron fueron rescatados de edificios bombardeados, mientras otros fueron abandonados por sus dueños.
Uno de los lugares de acogida de algunos de los gatos rescatados fue Crumbs & Whiskers, un local de Washington, D.C. donde cuidan a gatos abandonados que están a la espera de ser adoptados. El lugar recauda dinero a través de los visitantes, que deben pagar una entrada para poder acceder y jugar con los felinos.
“Muchos de los gatos que están en refugios están más asustados, no tienen la oportunidad de mostrar sus personalidades. Así que nuestro objetivo es que se sientan cómodos y que la gente pueda conectar con ellos” explicó Lee Robinson, una trabajadora del negocio.
Pushinka fue una de las gatas rescatadas por Aufenkamp en la localidad de Jersón, en el sur de Ucrania, y trasladada hasta el lugar. Las empleadas del local explican que fue adoptada rápidamente debido a “su carácter amistoso”.
Robinson comentó que hasta Crumbs & Whiskers también llegaron gatos de zonas en conflicto como Afganistán o Israel.
“El mundo ya no está hecho para ellos, no pueden sobrevivir por sí solos. En todo caso, creo que es nuestra responsabilidad como humanos ayudarlos a sobrevivir en el mundo que nosotros construimos” concluyó.
Nina Cardillo, estadounidense con raíces ucranianas, es una de las personas que adoptó a una gata rescatada de Ucrania. La llamó Stasi.
“Es devastador que los ucranianos no solo tienen que abandonar sus casas (…) Pero, ya sabes, o tienen que dar sus mascotas voluntariamente o las tienen que abandonar porque, simplemente, no se pueden quedar” dijo Cardillo a la VOA.
Un estudio de la Universidad de Cambridge junto al Comité Internacional de la Cruz Roja señala que los animales son las víctimas desconocidas de los conflictos armados, y que, a menudo, son masacrados, bombardeados o privados de alimento en gran escala, algo que, según la publicación, el derecho humanitario internacional ignora en gran medida.
Por su parte, Four Paws, organización que lucha por los derechos de los animales, señala que antes de la guerra, tan solo en Ucrania, había alrededor de 200.000 perros callejeros y, probablemente, muchos más gatos. Una situación que se agravó tras el inicio de la invasión rusa, causando problemas como mordeduras o transmisión de enfermedades.
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