La oficialista Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela aprobó el jueves una ley que deroga los ilícitos cambiarios y legaliza las transacciones en las casas de cambio, lo que abre el camino para flexibilizar el estricto control de conversión de divisas que está vigente desde hace quince años.
La aprobación se dio horas después de que el vicepresidente de Economía, Tareck El Aissami, consignara un proyecto de ley que autoriza a los actores económicos para que realicen transacciones que estaban prohibidas desde hace varios años.
“Lo coherente es este momento es acompañar al presidente (Nicolás Maduro) en esta propuesta”, dijo el jefe de la Constituyente, Diosdado Cabello, al presentar a votación el proyecto de ley que fue aprobado entre aplausos por los constituyentes oficialistas.
Con la nueva regulación, que se espera que entre en vigencia el 20 de agosto, el gobierno busca facilitar las operaciones cambiarias y combatir el mercado negro, precisó El Aissami.
La decisión de la Constituyente fue rechazada por algunos congresistas opositores que expresaron que la única instancia autorizada por la constitución para aprobar leyes en la Asamblea Nacional.
El diputado opositor Ángel Alvarado afirmó que con esta nueva regulación el gobierno busca es controlar a través de las casas de cambio el mercado de remesas, que ha mostrado un repunte en los últimos meses debido a la masiva migración de venezolanos como consecuencia de la crisis.
Algunas empresas de análisis financiero estiman que al país ingresan unos 1.000 millones de dólares al año por concepto de remesas.
En Venezuela opera un activo mercado negro donde la divisa estadounidense se cotiza a más de quince veces de la tasa de cambio oficial. Numerosos precios en Venezuela son fijados de acuerdo a la fluctuación de la tasa del mercado negro.
En la actualidad existen severas restricciones para realizar operaciones cambiarias como parte del control que está vigente desde 2013.
La reforma cambiaria fue adelantada la semana pasada por el presidente Nicolás Maduro, que anunció también una reconversión monetaria que implicará la eliminación de cinco ceros al bolívar a partir del 20 de agosto.
Con estas acciones Maduro busca hacer frente a la hiperinflación que golpea al país suramericano. Algunos analistas y opositores han desestimado las medidas y han asegurado que no resolverán el problema de la galopante inflación ni reactivarán la económica que está sumida en una severa recesión desde hace más de tres años.
En junio se reportó una inflación diaria de 2,8% lo que llevó la tasa mensual a 128,4% y la anualizada a 46.305%, de acuerdo con estimaciones de la Asamblea Nacional, que controla la oposición.
El Fondo Monetario Internacional ajustó el mes pasado sus estimaciones sobre Venezuela y anunció que la inflación podría saltar a un millón por ciento al cierre del año, una tasa récord en la región que llevaría el país petrolero a una situación similar a la que enfrentó Alemania en 1923 o Zimbabue en 2008.