La campaña de Donald Trump a la Casa Blanca reduce sus posibilidades de victoria y en cambio se vuelca a una histórica estampida de hombres blancos hacia las urnas en noviembre.
Un síntoma de que con el magnate el Partido Republicano podría deshacer años de acercamiento a las minorías.
Los hispanos, los afroamericanos, los musulmanes, las mujeres, los homosexuales y hasta los discapacitados parecen haber dado la espalda definitivamente a Trump.
Las encuestan dan porcentajes mínimos, en algunos casos del cero por ciento, al candidato republicano en intención de voto entre estos grupos, cada vez más decisivos.
Eso desharía años de trabajo y millones de dólares invertidos en estrategas republicanos para ampliar su base de votantes.
Jay Leve, presidente de la encuestadora SurveyUSA, una de las más prestigiosas del país, opinó que Trump no puede evitar alienar a todo votante que no sea el blanco, aunque lo intente.
"Durante la mayor parte de su vida, Trump ha viajado en limusinas para asistir a eventos con blancos ricos y ha regresado a su ático de un edificio ocupado por blancos (...) Trump nos pide volver a imaginar el país en los días cuando latinos, musulmanes y negros eran invisibles porque 'sabían su sitio'", reflexiona Leve.