La semana después de que Donald Trump abandonara Nueva York para trasladarse a Washington, la Policía ha relajado la seguridad en torno a la célebre Torre Trump, lo que ha aliviado a los comerciantes de las calles colindantes.
La famosa torre, en la Quinta Avenida de Manhattan, donde vivía Trump antes de trasladarse a la Casa Blanca, se convirtió también en su cuartel general para las intensas reuniones que mantuvo durante más de dos meses a fin de formar su gabinete.
Esas funciones del edificio terminaron el jueves de la semana pasada cuando Trump se dirigió a Washington, para dormir allí en la última noche antes de convertirse en residente de la Casa Blanca.
La firma de moda Tiffany aseguró la semana pasada que las ventas de su tienda en la Quinta Avenida bajaron un 14 % en los meses de noviembre y diciembre, en comparación con el mismo periodo del año anterior.
La empresa consideró que esta bajada se debe a "las interrupciones de tráfico en la zona durante el periodo postelectoral".
Los peatones del lado este de la Quinta Avenida ya no son desviados si pasan por delante del edificio.
Sin embargo, para los transportistas y mensajeros continúan las complicaciones debido a los constantes registros, los problemas de estacionamiento y los atascos de tráfico diarios.
Algunos comerciantes de las tiendas adyacentes se han quejado del impacto que suponía para sus negocios el fuerte dispositivo de seguridad desplegado después de las elecciones del 8 de noviembre.
El lugar sigue atrayendo la atención de un gran flujo de turistas y seguidores que se paran delante para hacerse fotografías.