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Nerviosismo en Texas: Clinton se acerca en las encuestas


A pesar de que Clinton no ha invertido tiempo ni mucha publicidad allí, la ventaja republicana se ha ido estrechando en los sondeos, creando nerviosismo entre los republicanos.
A pesar de que Clinton no ha invertido tiempo ni mucha publicidad allí, la ventaja republicana se ha ido estrechando en los sondeos, creando nerviosismo entre los republicanos.

En Texas no ha ganado un candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos en 40 años desde Jimmy Carter en 1976.

Los crecientes rumores sobre que Donald Trump pueda de verdad perder en Texas se han convertido en otra señal de alarma para la campaña del magnate, que ya lucha por conservar Utah y Arizona, otros dos estados que siempre han sido seguros para los republicanos.

En Texas no ha ganado un candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos en 40 años desde Jimmy Carter en 1976, y los candidatos demócratas perdieron por un margen de dos dígitos las últimas cuatro veces. Barack Obama perdió allí por 12 puntos porcentuales en 2008 y por 16 en 2012.

Pero a pesar de que Clinton no ha invertido tiempo ni mucha publicidad allí, la ventaja republicana se ha ido estrechando en los sondeos, creando nerviosismo entre los republicanos mientras las cifras de voto anticipado alcanzan niveles récord.

El promedio de encuestas de RealClearPolitics da por ahora 4,7 puntos de ventaja a Trump sobre Hillary Clinton, 45,7% a 41%.

El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, no tardó en señalar a lo evidente en un pequeño mitin en Houston hace unos días.

"Hillary Clinton está poniendo a prueba a Texas", dijo Abbott, antes de pasar 10 minutos motivando a los votantes sin mencionar ni una sola vez el nombre de Trump.

Los 38 votos electorales de Texas son imprescindibles para un candidato republicano en cualquier año electoral, y mucho más para Trump, que ha visto cómo se reducen sus posibilidades y necesita ganar en Florida, mientras que Clinton puede imponerse sin ese estado.

"Creo que la carrera es competitiva", dijo el consultor republicano Brenan Steinhauser, con sede en Austin y que dirigió la última campaña a la reelección del senador de Texas John Cornyn. "Los texanos rurales apoyan a Trump. Pero los suburbios pueden ser un problema enorme para él".

Tanto si Clinton tiene una posibilidad real como si no, desde luego el entusiasmo es considerable. Los condados más grandes registraron un aumento del 49% en la participación durante los dos primeros días de votación anticipada, en comparación con 2012.

Pero había pocos indicios de que Trump hubiera adoptado una actitud lo bastante defensiva en Texas como para gastar mucho tiempo o dinero en proteger ese bastión republicano. Tampoco Clinton está apostando su estrategia a dar la sorpresa.

La ex secretaria de Estado causó un revuelo este mes en Texas al comprar espacio para anuncios, algo que Obama nunca se molestó en hacer en ese estado tan cerca de las elecciones. Pero los reportes federales indican que sólo se emitieron un puñado de avisos en Houston y Dallas, donde saturar las ondas costaría millones de dólares. Entre tanto, ha gastado dos millones de dólares en publicidad de televisión en Arizona y enviado a la primera dama, Michelle Obama, a hacer campaña allí.

"Lo vemos todo con atención", comentó Manny Garcia, subdirector ejecutivo del Partido Demócrata de Texas. "Sabemos lo difícil que es cambiar este estado". García dijo comprender el entusiasmo de los demócratas en su esperanza porque Texas cambie de bando, algo que conmocionaría la esfera política. "Cuando vean ese momento en Texas", dijo, "se ha acabado el juego a nivel nacional".

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