Un informe publicado en la revista Nature Climate Change, y basado en más de 100.000 estudios sobre el calentamiento global, reveló que los principales fenómenos climáticos, como la disminución de los cultivos, inundaciones o las sequías, ha afectado al 85 por ciento de las tierras de todo el mundo.
Los resultados del estudio se conocen semanas antes de que se celebre la cumbre climática en la ciudad escocesa de Glasgow con la participación de representantes de la mayoría de los países del mundo. ¿El objetivo? Trazar un plan estratégico común para paliar los efectos del cambio climático.
John Kerry, enviado especial del Gobierno de Estados Unidos en esta materia, aseguró que durante esa reunión de alto nivel habrá “anuncios sorpresa” con tal de acercarse a los objetivos del Acuerdo de París.
Inundaciones, incendios y altas temperaturas
El documento publicado por Nature indica que el cambio climático tiene incidencia en todo el planeta, desde Estados Unidos hasta Sudán del Sur, con fenómenos atmosféricos de diversa consideración. “De forma más frecuente vemos más tormentas y de mayor potencia, olas de calor que antes se daban una vez cada década y ahora vienen cada año, inundaciones, incendios forestal”, explicó Ramón Cruz, presidente de Sierra Club, una de las organizaciones ambientalistas más grandes y de mayor influencia en Estados Unidos, en una entrevista con la Voz de América.
Pero muchas miradas se dirigen a la región sur del continente americano porque un informe difundido en agosto por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advertía que América Latina es, actualmente, la región más afectada por este fenómeno, una tendencia que podría empeorar en los próximos años.
Los efectos adversos en la región
Hasta el momento, se calcula que los eventos relacionados con el cambio climático se han cobrado más de 312.000 vidas en América Latina y más de 277 millones de personas han sufrido las consecuencias de ello entre 1998 y 2020.
Ante este escenario, muchos se preguntan cuál es el futuro de esta región que está sufriendo económicamente a raíz de “los problemas estructurales, la baja inversión, la productividad, la informalidad, la pobreza y la desigualdad” que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) expuso cuando se presentaron los pronósticos para 2022.
“La región de América Latina y el Caribe enfrenta y seguirá enfrentando graves crisis socioeconómicas debido a los eventos hidrometeorológicos externos. En los últimos tiempos, eso se ha visto agravado por los impactos del COVID-19”, explicó Petteri Taalas, secretario general de la OMM, en el informe recogido por la VOA al tiempo que admitía que “para asegurar la recuperación es fundamental seguir impulsando el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13” con “medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos”.
El cambio climático en números
El reporte revela que el 2020 fue “uno de los tres años más cálidos de América Central y el Caribe y el segundo año más cálido de América del Sur con un aumento de 1,0 grados centígrados, 0,8 y 0,6 por encima del período 1981-2020, respectivamente”.
También se han registrado fuertes sequías en la región, especialmente en el sur de la Amazonía y en el área del Pantanal, donde se ha dado la peor situación en 50 años. Además, el 2020 también se convirtió en el año más activo de incendios en el sur de la Amazonia y “la sequía fue un factor determinante”.
“La cuenca del río Amazonas, que se extiende a lo largo de nueve países de América del Sur y almacena el 10 por ciento del carbono global, ha experimentado una mayor deforestación en los últimos cuatro años debido a la tala para crear pastizales para el ganado y la degradación producida por los incendios”, sostienen desde la OMM.
La situación es especialmente grave si tenemos en cuanta que en América Latina y el Caribe se concentra “el 57 por ciento de los bosques primarios del mundo, almacenando 104 gigatoneladas de carbono y albergando entre el 40% y el 50% de la biodiversidad mundial y un tercio de todas las especies de plantas”.
En 2020 también hubo un récord de ciclones tropicales con 30 tormentas activas durante la temporada oficial en el Atlántico. Los huracanes Eta e Iota, ambos de categoría 4, se dieron con pocos días de diferencia e impactaron directamente en Nicaragua y Honduras afectando a más de 8 millones de personas en Centroamérica.
Unas 964.000 hectáreas de cultivos resultaron dañadas en Guatemala, Nicaragua y Honduras. En este último, los daños al Producto Interior Bruto “se calcularon en más de 2.000 millones de dólares”.
“Hay mucha más frecuencia de las ‘súper tormentas’, que son las que realmente están haciendo estragos y que no se dan una vez cada década o dos, sino que es algo que vemos todos los años con bastante frecuencia en diferentes partes de la región”, agregó Cruz en su conversación con la VOA.
El nivel del mar también ha crecido en mayor proporción respecto a otras regiones del mundo, según el informe de la OMM. “Con un promedio de 3,6 mm anuales, entre 1993-2020, el nivel del mar en el Caribe ha aumentado a un ritmo superior al promedio mundial, que fue de 3,3 mm al año”.
“En América Latina y el Caribe, más del 27% de la población vive en áreas costeras y se estima que entre el 6% y el 8% vive en áreas que tienen un riesgo alto o muy alto de verse afectadas por amenazas costeras”, indican.
A todo eso hay que sumar que la temperatura del océano “fue significativamente más cálida de lo normal durante todo el año” y en el Caribe se dieron “las mayores alteraciones de la temperatura oceánica jamás registradas”.
Alianzas globales: la solución
Ya en la última Asamblea General de las Naciones Unidas, que tuvo lugar hace unas semanas en la sede central de la ONU en Nueva York, muchos mandatarios pusieron de manifiesto la necesidad de trabajar conjuntamente para diseñar planes a corto, medio y largo plazo con el objetivo de reducir las amenazas del cambio climático.
“Sin duda alguna, ahí estará el éxito”, apostilló Cruz satisfecho con los planes establecidos en el Acuerdo de París, al que Estados Unidos se ha unido de nuevo, “con 200 países que se pusieron de acuerdo en una agenda global común”.
“Si no tenemos esa agenda global, un país solo no va a poder hacerlo. Por eso la cumbre (de Glasgow), que empieza en unas semanas, es clave para continuar con ese momentum”, dijo el presidente de Sierra Club.
La cuestión es sencilla de entender: si no se pone remedio, lo peor estará por llegar.
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