La Liga Árabe dio un ultimátum este miércoles a Siria al concederle tres días de plazo para que deje de reprimir las revueltas que ya duran ocho meses y ponga fin a la masacre de civiles en ese país.
Tras una reunión extraordinaria de la Liga en Rabat, el primer ministro y canciller de Qatar, Hamad bin Jassim al Thani, dijo que de lo contrario, el bloque de países árabes impondrá sanciones económicas a Siria.
En una rueda de prensa junto con el secretario general de la Liga, Nabil al Arabi, Al Thani indicó que el grupo de naciones adoptó un protocolo para enviar observadores a Siria, y dijo que el gobierno de ese país tiene tres días para dar su visto bueno a la decisión.
Antes de la reunión en Rabat, Turquía y la Liga habían demandado "medidas urgentes para proteger a los civiles" de la represión del régimen sirio, aunque indicaron estar "en contra de toda intervención extranjera”.
El sábado pasado el grupo decidió con el apoyo de 18 de sus 22 integrantes suspender a Siria como miembro de la organización por considerar que el régimen de Bashar al-Assad no había cumplido con el plan de paz que se le exigió.
Tras la decisión, turbas de partidarios de al-Assad asaltaron las sedes diplomáticas de Francia, Turquía y Arabia Saudita, y este miércoles atacaron las embajadas de Marruecos y de los Emiratos Árabes Unidos.
Como resultado, Francia retiró a su embajador en Damasco, Eric Chevalier, y el canciller francés, Alain Juppe, dijo que "se están apretando los tornillos" contra al-Assad. De hecho el gobierno galo dijo que está trabajando con la oposición siria "para intentar desarrollar una alternativa política" al actual régimen.
Mientras tanto, un grupo opositor denunció que desde que la Liga Árabe exigió a Damasco detener la violencia y adoptar un plan de paz, al menos 376 personas, entre ellas 26 niños, han muerto a manos de las fuerzas de seguridad sirias.
Naciones Unidas estima que desde que se iniciaron las revueltas populares contra el gobierno sirio han muerto más de 3.500 personas víctimas de la represión.
