Rusia está resultando bastante descortés con sus invitados. Los ataca hasta doblegarlos sin muchas contemplaciones.
La selección anfitriona del Mundial derrotó 3-1 a Egipto el martes, para quedar prácticamente clasificada a los octavos de final, con seis puntos y una deslumbrante diferencia de goles de más siete.
“Somos un equipo solidario y unido”, recalcó el técnico Stanislav Cherchesov, quien arengó a la multitud agitando los bazos, tras el silbatazo final. “Se mencionan dificultades, problemas. No nos gustan esas palabras. No tenemos esto en nuestro vocabulario. Tuvimos algunos asuntos pendientes y los resolvimos”.
Algunos de esos ajustes pendientes derivaron en un primer tiempo para el bostezo. Luego, Rusia se acordó de dónde había dejado la pólvora a la que recurrió para endilgarle un 5-0 a Arabia Saudí en el duelo que marcó la apertura de la Copa del Mundo.
Ahmed Fathy hizo una contribución clave para el despertar ruso con un gol en su propio arco a los 47 minutos. Fue el quinto autogol en lo que va del torneo.
Denis Cheryshev fue el autor del segundo tanto a los 59, para llegar a tres e igualar a Cristiano Ronaldo como máximo artillero del certamen.
Artem Dzyuba hizo el tercero a los 62, para deleite del público en San Petersburgo.
Mohamed Salah volvió a la selección egipcia tras mirar desde el banquillo el primer compromiso, una derrota por 1-0 ante Uruguay, al estar resentido todavía de una lesión de hombro. Pero la única ayuda que pudo dar el astro del Liverpool consistió en conseguir que le cometieran un penal, ratificado por el videoarbitraje y convertido por él mismo a los 73 minutos, para el tanto de la honra.
Así, Egipto está prácticamente eliminado, sin puntos. Uruguay podría dejar resuelto de manera anticipada el Grupo A este miércoles, si vence a Arabia Saudí en Kazán.