El senador estadounidense Marco Rubio señaló que "desgraciadamente, la muerte de Fidel Castro no significa libertad para los cubanos", ni justicia para los opositores y los "activistas democráticos".
"El dictador ha muerto, pero la dictadura no", manifestó en un comunicado el legislador cubano estadounidense, tras la noticia de la muerte del líder cubano en La Habana, a los 90 años de edad.
Tenaz opositor al Gobierno de la isla desde el Congreso de EE.UU., Rubio, nacido en Miami de padres cubanos, resaltó que la "historia no absolverá a Fidel Castro" y que, por el contrario, "lo recordará como un diabólico, un asesino dictador que infligió miseria y sufrimiento en su propia gente".
El ex aspirante a la Presidencia de EE.UU. por el Partido Republicano, manifestó que a lo largo de seis décadas "millones de cubanos" se vieron forzados a huir de su propio país y "todos aquellos acusados de oponerse al régimen fueron rutinariamente apresados e incluso asesinados".
"Fidel Castro adquirió poder prometiendo libertad y prosperidad a Cuba, pero su régimen comunista convirtió a la isla en una pobre prisión", agregó.
Respecto a la posibilidad de que su deceso produzca algún cambio en Cuba, Rubio se mostró escéptico y recordó que entiende el "impacto emocional" que esta noticia genera en el exilio de Miami, pero destacó que el Gobierno cubano "ha estado funcionando sin Fidel desde hace 10 años".
"Nada va a cambiar", dijo el senador, tras resaltar que el aparato de Gobierno en la isla se ha "estado preparando desde hace tiempo para este momento".
El político pidió que la nueva administración en la Casa Blanca y el Congreso de EE.UU. se mantengan al lado de la oposición cubana.
También pidió que el presidente electo Donald Trump cumpla con su promesa electoral de revisar el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas que los Gobiernos de ambos países iniciaron en diciembre de 2014.
Finalmente el republicano Newt Gingrich, cuyo nombre suena en la futura administración Trump, pide al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que no envíe ningún representante al funeral de Castro.