El papa Francisco insistió el lunes en que las relaciones entre el Vaticano y China van bien, pero dijo que aún se debe trabajar para mostrarle a Beijing que la Iglesia Católica no depende de alguna potencia extranjera.
Francisco hizo estas afirmaciones durante una rueda de prensa al retornar desde Mongolia, donde Beijing y su represión contra las minorías religiosas eclipsaron la histórica primera visita papal a la nación de mayoría budista.
El papa envió un telegrama de agradecimiento al presidente chino, Xi Jinping, mientras su avión sobrevolaba el espacio aéreo chino. El pontífice también emitió un saludo especial al pueblo chino al final de su misa principal en Ulaanbaatar. El pontífice llevó al altar a los obispos actuales y jubilados de Hong Kong para demostrar su "cálido" afecto por el pueblo chino.
Pero las relaciones siguen siendo tensas, particularmente por un acuerdo de cinco años sobre el nombramiento de obispos católicos. El acuerdo de 2018 tenía como objetivo unir a los aproximadamente 12 millones de católicos de China, que han sido divididos entre una iglesia oficial y una iglesia subrepticia leal a Roma.
Este último surgió cuando los comunistas llegaron al poder y se rompieron las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y China.
El lunes en Beijing, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, fue consultado sobre el saludo dominical del papa al pueblo chino.
"Hemos visto informes relevantes y mis colegas han presentado la posición de China anteriormente", dijo Mao. "China siempre ha adoptado una actitud positiva hacia la mejora de las relaciones con el Vaticano y ha mantenido contacto y comunicación con el Vaticano".
Los términos del acuerdo de 2018 nunca se publicaron. Pero Beijing ha realizado un puñado de nombramientos unilaterales de obispos sin el consentimiento papal, en una aparente violación del acuerdo. El Vaticano cedió y reconoció los nombramientos a posteriori.
Francisco insistió en que las relaciones eran "muy respetuosas" y dijo que mantenía "una gran admiración por el pueblo chino".
"Creo que hay más trabajo por hacer en el aspecto religioso para comprendernos mejor a nosotros mismos, para que los ciudadanos chinos no piensen que la iglesia no acepta su cultura o sus valores, o que la iglesia depende de otra potencia extranjera", dijo.
Polémicos comentarios sobre Rusia
A Francisco también se le preguntó sobre Rusia y un comentario reciente que ensalzaba el pasado imperial de Rusia y que provocó la ira de los católicos de Ucrania. Tras la invasión rusa a Ucrania, Francisco ha mantenido la tradición de neutralidad diplomática del Vaticano. Ha expresado frecuente solidaridad con el pueblo ucraniano "mártir", pero se abstuvo de pedir una condena al Kremlin o al presidente ruso Vladimir Putin.
En una reciente videoconferencia con jóvenes católicos rusos en San Petersburgo, Francisco les pidió recordar su historia y la herencia de la "gran Rusia", citando en particular a los gobernantes imperiales Carlos el Grande y Catalina II.
El arzobispo católico de Ucrania dijo que tales referencias históricas recordaban lo peor del sangriento pasado imperial de Rusia y alentaban la actual agresión de Moscú en Ucrania.
Francisco reconoció que su referencia a los líderes imperiales fue "quizás no feliz". Pero dijo que los citó porque aprendió sobre ellos en la escuela y quería resaltar un punto que menciona con frecuencia: que los jóvenes deben abrazar su herencia y cultura.
"Esta herencia de la 'Gran Rusia', la cultura rusa, es de una belleza y profundidad grandiosas", dijo Francisco el lunes.
Los comentarios de Francisco también fueron un reflejo de su antigua admiración por la cultura rusa. Cita frecuentemente a Dostoievski como uno de sus autores favoritos. Durante el vuelo a Mongolia, recomendó a los periodistas que escucharan al compositor ruso-georgiano del siglo XIX Alexander Borodin y sus "Estepas de Asia Central" para comprender y apreciar mejor la inmensidad de la región.
Francisco, de 86 años, pareció resistir bien la visita de cuatro días a Ulaanbaatar, que requirió un vuelo nocturno y un día entero de descanso a su llegada. Pero sugirió que esos viajes estaban pasando factura.
"A decir verdad, para mí viajar ahora no es tan fácil como lo fue al principio", dijo.