La reina Isabel de Inglaterra, de 95 años, estaba de vuelta en su escritorio en el Castillo de Windsor el viernes, tras pasar una noche en el hospital por primera vez en años, en lo que el Palacio de Buckingham calificó como "investigaciones preliminares".
La monarca más anciana y longeva del mundo pernoctó en el hospital el miércoles, pero volvió al Castillo de Windsor -al oeste de Londres- al día siguiente. Funcionarios aseguraron que estaba de buen humor y de vuelta al trabajo.
La reina, que canceló un viaje oficial a Irlanda del Norte el miércoles, guardó reposo por consejo de su personal médico, dijo el Palacio, aunque su dolencia no estaba relacionada con el COVID-19.
"Siguiendo el consejo médico de descansar unos días, la reina asistió al hospital el miércoles por la tarde para algunas investigaciones preliminares, regresando al Castillo de Windsor a la hora del almuerzo de hoy, y permanece con buen ánimo", dijo el palacio a última hora del jueves.
Sus asesores no dieron detalles sobre qué provocó la atención médica y algunos periodistas que cubren la familia real dijeron que esperan que se presente una versión oficial completa de los hechos.
El primer ministro, Boris Johnson, envió sus mejores deseos y dijo que la reina está de vuelta en su escritorio. "Tengo entendido que Su Majestad está, como es típico, de vuelta en su escritorio en Windsor según hablamos", dijo a la prensa.
Una fuente de Palacio dijo que la reina se quedó en el hospital King Edward VII, en el centro de Londres, por razones prácticas y que su equipo médico adoptó un enfoque cauteloso.
Isabel, que es reina de otros 15 territorios, entre ellos Australia, Canadá y Nueva Zelanda, volvió a su escritorio el jueves por la tarde y estaba realizando algunas tareas ligeras, dijo la fuente.
Isabel, que accedió al trono cuando Reino Unido se desprendía de su poder imperial, ha simbolizado la estabilidad para generaciones de británicos, consolidando la popularidad de la monarquía a pesar de los sísmicos cambios políticos, sociales y culturales que amenazaban con convertirla en un anacronismo.
Una dedicación silenciosa e inflexible al deber, incluso en la vejez, le ha granjeado un amplio respeto en Reino Unido y en el extranjero, incluso por parte de los republicanos que ansían la abolición de la monarquía.
La reina pasó la noche del martes ofreciendo una recepción en Windsor a líderes empresariales multimillonarios, entre ellos Bill Gates, después de que Johnson convocó una conferencia sobre inversiones verdes antes de la cumbre climática COP26.
Isabel, junto con su hijo y heredero, el príncipe Carlos, de 72 años, y su nieto, el príncipe Guillermo, de 39, saludaron sin mascarillas a los invitados, entre los que se encontraba el enviado climático de Estados Unidos, John Kerry.
La jefa de Estado, que el año que viene cumple 70 años en el trono, es conocida por su robusta salud. La última vez que se cree que pasó una noche en el hospital fue en 2013, cuando sufrió síntomas de gastroenteritis.
Fue operada con éxito de una catarata en el ojo en 2018 y de una rodilla en 2003, pero los funcionarios de Palacio son reacios a hablar de los problemas de salud en general.
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