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El triunfo de Trump deja al descubierto brechas en EE.UU.


Manifestante en Seattle: La victoria de Trump dejó al descubierto divisiones abiertas durante décadas.
Manifestante en Seattle: La victoria de Trump dejó al descubierto divisiones abiertas durante décadas.

En pequeños gestos en todo el país, algunos prometieron tender un puente entre ambas partes.

Los votos apenas han terminado de contarse y además de la sorpresa del triunfo de Donald Trump, Estados Unidos parece recién haber caído en cuenta lo profundamente dividido que se encuentra.

Tratando de contener las lágrimas, Hillary Clinton reconoció el miércoles precisamente eso mismo durante su discurso de concesión a Trump.

“Nuestra nación está más dividida que lo que creíamos, pero todavía creo en Estados Unidos y siempre lo haré”, dijo.

La victoria de Trump dejó al descubierto divisiones abiertas durante décadas, si no desde la fundación del país. La toxicidad política ha degenerado en un odio de las bases al otro bando. "Es imposible pensar que habrá una luna de miel tras toda la bajeza y los insultos", dijo Robert Schmuhl, profesor de la Universidad de Notre Dame.

Aun así, en pequeños gestos en todo el país, algunos prometieron tender un puente entre ambas partes.

Un servicio ecuménico en Decatur, Georgia, reunió a asistentes de 13 iglesias diferentes. Los pastores hablaron sobre unidad y el suelo vibró cuando sonó "America the Beautiful" en el órgano. Demócratas y republicanos se sentaron en los mismos bancos durante una hora, rezando y buscando la reconciliación entre los que apoyaron a Clinton y los que votaron a Trump.

"Tenemos que descubrir cómo vivir juntos. Y no sólo vivir juntos, sino ser uno", dijo la reverenda Jenna Faith Strizak.

Eso podría requerir un milagro: Reunir a los entusiasmados por el ascenso de Trump a presidente electo con los que lo ven como la encarnación de los peores instintos del país y una amenaza para su futuro.

John Barnes, un jubilado de 60 años en Albuquerque, New Mexico, que votó por Trump, prometió dejar atrás su ira contra un vecino que apoyó a Clinton, quien él temía que pudiera destruir la Constitución.

Jennifer Farley, de 38 años, cocinera y autora de libros de cocina en Bethesda, Maryland, y que había bromeado sobre que se ahogaría si ganaba Trump, dijo que estaba considerando organizar cenas con personas de diferentes ideologías en las que cada uno aportara algo, para buscar unidad a través del poder reparador de la comida.

Y Tane Danger, un independiente de 31 años de Minneapolis, tenía previsto ofrecer una serie de espectáculos de comedia improvisada en barrios divididos para intentar reunir a gente de diversos orígenes en la misma sala para compartir unas risas.

El miércoles Clinton recordó a sus seguidores que “Donald Trump ganó la elección. Le debemos una mente abierta y una oportunidad de liderar”, pero muchos, en su mayoría jóvenes en las grandes ciudades que votaron por Clinton, desoyeron su mensaje, protestando en las calles, quemando banderas e insistiendo en que Trump no los representaba.

"Es descorazonador", dijo Byron Beck, escritor de Portland, Oregon, quien apoyó a Clinton. Aunque criticó duramente a Trump, Beck presentó la situación como un dilema para todos los estadounidenses. "Hemos perdido nuestro rumbo y no sé cómo se verá el botón de reinicio, pero sé que trabajaré por ello o me iré del país".

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