Meses de turbulencia política en Sri Lanka culminaron el sábado con el anuncio de la renuncia del presidente y del primer ministro, dejando tras de sí un clima de incertidumbre sobre el futuro del país.
En estos momentos, los manifestantes mantienen ocupadas las residencias oficiales del presidente Gotabaya Rajapaksa y del primer ministro Ranil Wickremesinghe, mientras los líderes de oposición tratan de ponerse de acuerdo sobre quién debería sustituir a ambos políticos.
¿A qué se debe la crisis en Sri Lanka?
Sri Lanka, una isla de 23 millones de habitantes al sureste de la India, antes conocida como Ceilán, cuando formaba parte del Imperio Británico, sufre una grave crisis financiera y no tiene acceso a monedas extranjeras como el dólar o el euro para importar comida, medicinas y combustibles.
El país incumplió en mayo, por primera vez en su historia, el pago de la cuota de su deuda exterior y actualmente importa 3.000 millones de dólares más al año de lo que exporta, de ahí su falta de liquidez.
¿Por qué sucedió eso?
El gobierno atribuye la crisis a la pandemia del coronavirus, que hizo estragos en la industria turística de Sri Lanka, una de sus principales fuentes de divisas, y temores tras una serie de ataques con explosivos a iglesias en 2019.
Pero muchos expertos y gran parte de la población aseguran que el verdadero problema es una mala gestión.
Desde el fin de la guerra civil en 2009, Sri Lanka se enfocó en abastecer el mercado nacional con bienes domésticos en lugar de tratar de vender sus productos en mercados extranjeros, lo que fue abultando el déficit comercial del país.
El gobierno acumuló también grandes deudas con otros países, entre ellos China, para financiar proyectos de infraestructura que los críticos han llamado "innecesarios".
Tampoco han faltado las denuncias de amiguismo y corrupción.
¿Cómo se deterioró la situación?
Gran parte de la indignación popular ha estado dirigida contra el presidente Rajapaksa y su hermano Mahinda, quien renunció como primer ministro en mayo presionado por grandes protestas.
Mahinda fue presidente de 2005 a 2015, y fue quien puso fin a la insurgencia de los Tigres del Tamil en 2009, que puso fin a una guerra civil de 26 años.
Sin embargo, la entrada de un nuevo primer ministro no mejoró la situación. Las protestas continuaron, Sri Lanka dejó de pagar su deuda en mayo y Wickremesinghe dijo el mes pasado que la economía “enfrentaba un colapso total”.
Una inflación del 30% ha provocado un empeoramiento del hambre y la nación sufre de una crítica escasez de gasolina y electricidad.
¿Qué sucedió el fin de semana?
Los manifestantes allanaron el sábado la residencias de Rajapaksa y Wickremesinghe, y prometieron mantenerse en ellas hasta que ambos oficialicen sus renuncias.
Los ocupantes en la residencia oficial del primer ministro preparaban alimentos en una cocina al aire libre, se divertían con juegos de mesa y dormían en sofás.
Los que ocupan el palacio presidencial dijeron haber encontrado 17,85 millones de rupias (casi 49.500 dólares) en billetes nuevos y que las entregaron a la policía.
También allí disfrutaron de las amenidades y fotos de las agencias de prensa los captaron aliviando el calor en la alberca de la propiedad.
¿Qué puede esperarse ahora?
Sri Lanka entró este lunes en un vacío político por segundo día consecutivo y no estaba claro qué resultado tendrán las negociaciones de los partidos de la oposición para formar un nuevo gobierno incluyente.
Al parecer, hay un consenso entre ellos de continuar las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional sobre un programa de rescate.
El legislador Udaya Gammanpila dijo que el principal grupo de oposición, Frente Popular Unido, y parlamentarios que habían desertado de la coalición de gobierno de Rajapaksa estaban dialogando y habían acordado trabajar juntos.
Se había propuesto al principal líder opositor, Sajith Premadasa, y a Dullas Alahapperuma, que fue ministro de Rajapaksa, como presidente y primer ministro, y se les pidió que decidieran cómo compartir los cargos antes de una reunión este lunes con el presidente del Parlamento.
“No podemos estar en una situación anárquica. De algún modo tenemos que alcanzar un consenso hoy”, dijo Gammanpila.
* Con información de AP, Reuters y AFP.
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