Desde este mes comenzaron a circular en las calles colombianas 500.000 ejemplares del periódico Vida, el medio de comunicación del gobierno del presidente Gustavo Petro.
Aunque la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) lo ha calificado como un medio propagandístico, la mesa directiva del diario argumenta que es un medio, como cualquier otro, que busca contar lo que está haciendo el gobierno, a través de historias que impactan a la gente en su cotidianidad.
“Contendrá contenidos periodísticos relacionados con los programas y las políticas que desde el Gobierno Nacional se desarrolla en cada uno de los territorios, teniendo en cuenta las líneas del Plan Nacional de Desarrollo 2022- 2026 ‘Colombia: Potencia de la Vida’”, indica el contrato de intermediación para la realización, impresión y distribución de Vida, suscrito entre el Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) y Servicios Postales Nacionales (4-72), que distribuirá el periódico a nivel nacional.
Fernando Millán, una de las cabezas de la publicación, explicó a la Voz de América que, “bajo esa convicción” dirige el proyecto, junto a Augusto Cubides, ambos funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia.
“A la gente lo que le importa es qué información me ayuda a tener una mejor vida, una mejor condición de vida… Lo que menos lee la gente es política, lo judicial. Lo que más lee la gente son temas de servicios de salud, educación y el horóscopo, el crucigrama, el deporte y sí, la vida”, señaló.
El impreso, a tamaño de tabloide de 24 páginas y a todo color, es de distribución gratuita y llegará a 32 ciudades del territorio nacional, principalmente en Bogotá, Medellín y Cali. Se espera que sea distribuido en zonas sin conexión ni acceso a las comunicaciones. Es “un medio impreso que tiene un encanto de conservación, de pasarlo de mano en mano, de permanencia”, dijo Millán a la VOA.
“Queremos estar cerca de la gente. Por eso, se entrega en la calle, por eso es uno a uno… Los puntos de entrega son puntos escogidos y con toda la rigurosidad de quien pasa por ahí”, agregó.
Para Millán, hay temas de Vida que “nunca saldrán en ningún medio de comunicación, porque o no les gusta o porque… frente a la gente informativa, es tan grande y no caben”. También insiste en que es un medio que quiere abrir espacio para otras ideologías, incluso de la oposición.
¿No es propaganda?
Jonathan Bock, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) dijo a la VOA que el gobierno describe a Vida como “un producto periodístico”, pero que en realidad se debe entender más bien como “un órgano de propaganda, que lo que busca es poder precisamente replicar la información que le interesa al gobierno, que se puede hacer de una manera, con un lenguaje diferente al que normalmente se utiliza para las comunicaciones institucionales, pero no deja de ser un órgano de propaganda, un órgano que está financiado por el Estado, con recursos públicos”.
Además, aclaró que aunque, frente a un marco legal, no se está violando ninguna ley, se está “caminando por los bordes”, porque en Colombia existe el Estatuto Anticorrupción, que especifica cuáles son los propósitos de la publicidad oficial y de ese canal de comunicación entre gobernantes y ciudadanía.
Allí se habla de cuáles de las necesidades de esa comunicación, como por ejemplo una emergencia o cuando se debe resaltar alguna política general que esté llegando a una ciudadanía, o sobre los derechos y deberes de los ciudadanos. "El contenido de este periódico y en general de los programas que tienen los presidentes no está enmarcado en estos lineamientos”, dice Bock.
A través de un comunicado de la presidencia, Cubides señaló que cuentan “con total autonomía para publicar temas, proponer colaboradores y queremos abrir espacios, incluso a la oposición. No es un periódico propagandístico ni un medio panfletario".
Otro aspecto que resalta Bock tiene que ver con los recursos que se van a invertir. El contrato de intermediación indica que la publicación cuesta unos 653 millones de pesos (unos 166.000 dólares), lo que ha sido calificado, sobre todo por la oposición, como un despilfarro.
Sin embargo, desde presidencia insisten en que este tipo de publicaciones son legítimas y que contar lo que hace la administración "es una responsabilidad del Estado".
“Todos los gobiernos tienen un rubro para para publicidad, para hacer medios… ¿Qué hacen las entidades públicas con la oficina de prensa? Pues contar lo que hace la entidad… Bueno, tenemos tres programas de televisión y queremos que haya un periódico, pues sacamos un periódico… ¿Que si es costoso? Depende”, aludió Millán.
Desde su punto de vista, confiesa que le llama la atención, más allá del costo, por qué no han criticado el programa de televisión de la presidencia y sí al periódico: “En la calle, gratuito, revuelca la vida urbana”, insistió.
En este sentido, explicó Bock, si este será el monto de cada edición, cada mes, “va a ser una inversión multimillonaria”, y que no solo “por nivel de austeridad, sino también por control a esos recursos”, es necesario monitorear que no se esté incurriendo en “un gasto innecesario de recursos” o se comunique “algo que no es necesariamente estricto y relevante para la ciudadanía”. Y allí hay que ser totalmente transparentes, añadió.
La tensión mediática
En su primera edición, Vida incluyó entrevistas a personajes del gabinete de Petro, como el Ministro de Justicia, Néstor Osuna. Abordó la crisis en La Guajira, el trabajo con la Fuerza Pública, las comunidades energéticas, entre otros. Incluyó también una columna de uno de los representantes de la derecha, el dirigente gremial José Félix Lafaurie y el caricaturista Julio César González Quiceno, 'Matador'.
La noticia de la portada, titulada “¡Tierras para la paz!” abordó acerca de cómo “el gobierno compró, en 2023, más de 230 mil hectáreas de tierra para adjudicarlas a familias del campo y ha formalizado un millón 741 mil hectáreas con la entrega de títulos en todo el país”; pero según el medio colombiano La Silla Vacía, su Detector de Mentiras encontró que esta información “es engañosa”. Según su página web, el 13 de enero, la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, dijo que en 2023 se compraron 100 mil hectáreas y los campesinos tampoco “han recibido” ese número de hectáreas, añadió la publicación.
Al respecto, Millán explicó a la VOA que las cifras están basadas en fuentes oficiales: “Si no que fuéramos otro medio, un medio el sector privado, pues acudimos a la fuente oficial, cuántas tierras había entregado el gobierno”.
Para Bock, hay que “que entender que la verdad no solamente se construye con unas cifras o solamente se deben tomar como estos puntos de partida de las cifras que pueda venir por parte de un gobierno. El relato o las construcciones tienen que tener diferentes miradas y puntos de vista”.
Además, insistió en que este tipo de enfrentamientos sobre lo que es verdad y qué no van a continuar presentándose, puesto que en Colombia, el presidente está constantemente cuestionando a los medios de comunicación y a los periodistas y, mientras eso suceda, también va a avalar la información que salga en el periódico estatal. Ello incrementa la “tensión que ha habido durante todo este gobierno de Gustavo Petro, en la relación con los medios y en que se quiera, por supuesto, impulsar más su narrativa, su realidad de los hechos y su versión, y que se esté castigando a las publicaciones distintas a lo que él está planteando”, consideró.
Por otro lado, para el director de la FLIP, a pesar de que Vida significa un esfuerzo de distribución bastante grande y se convertiría en el periódico con mayor circulación de todo el país, la inversión en los canales de comunicación directamente del presidente y de su gobierno no reflejan las promesas iniciales de esta administración sobre impulsar a medios alternativos.
En este sentido, enfatizó, los medios regionales están desapareciendo y se necesitan de manera urgente “políticas claras que busquen fortalecer, crear medios independientes, entiéndase comunitarios, comerciales, locales, nacionales” y “ahí es donde debería estar una preocupación del gobierno y no tanto que quede un registro histórico sobre los hechos que quiere que la gente conozca, sino que debería pensarse realmente en la política profunda para fortalecer el periodismo en Colombia”.
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