A pesar de la intensidad de su poesía. Robert Pinsky, un flacuchento pero apuesto hombre en sus setentas, tiene el aire relajado de un músico de jazz, minutos antes de leer un aparte de su poema “La historia de mi corazón”.
El poema explica el trabajo de imaginarse la realidad, en los principios del siglo XX, cuando su mamá trabajaba como vendedora en una tienda por departamentos. El legendario pianista de jazz, Fats Waller, apareció y empezó a improvisar un tema con un piano miniatura.
…Los juguetes de donde mi mamá trabajaba.
Durante sus vacaciones, la gente se alteró y levantó…
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Cuando le preguntaron sobre el mensaje detrás de su poema, Pinsky lo pensó por un momento. “Es sobre la idea de que el artista disfruta ofreciendo su arte”, dice el poeta. “Y supongo, esto es una imagen de la felicidad”.
Pinsky encontró la felicidad también cuando tocaba jazz en la banda de su secundaria en Long Branck, New Jersey, un barrio de clase trabajadora en 1940. Esa experiencia lo llevó a la poesía.
Para Pinsky, la poesía continúa siendo una experiencia tanto física como emocional. El mismo se mece al leer “El hueso del deseo”, un poema de la nostalgia, que se centra en la blanqueada mandíbula de un tiburón que él se encontró en una playa.
El poeta dice que el escribe “desde su voz hacia la tuya” y que la respiración es la clave. En ese sentido, el añade, la poesía es como una danza, es un arte donde el medio es el cuerpo humano en sí. Esto lo hace muy íntimo y muy humano.
“Mi consejo para la gente que cree que la poesía es muy difícil, es que la sientan y la digan con su propia lengua, su propia respiración, su propia voz”, dice Pinsky.
La poesía es un fenómeno social. Pinsky dice que su materia prima son las palabras, las cuales usamos todos los días, tal como los billetes y las tarjetas de crédito.
Pinsky, quien tiene un doctorado de la Universidad de Stamford y ha enseñado escritura en universidades por décadas, también es un gran traductor de otros escritores. Su traducción de “El infierno” de Dante, por ejemplo, le hizo ganador de varios premios incluyendo el premio de la Academia de Traductores de Estados Unidos, en 1994.