Tanto demócratas como republicanos se oponen cada vez más al gasto de emergencia propuesto por el presidente Obama en el Congreso, para acabar con la crisis de migración en la frontera.
El presidente Barack Obama, quien solicitó 3.700 millones de dólares para lidiar con el aumento de la cantidad de niños que trata de entrar ilegalmente a Estados Unidos, está encontrando más resistencia de la esperada.
La controversia se centra en un cambio de la ley de 2008 para tratar a los niños de América Central como a los jóvenes mexicanos, que pueden ser deportados rápidamente sin la vista de inmigración garantizada a los migrantes centroamericanos.
El secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, apoyó el cambio de ley y así lo manifestó durante la sesión informativa de la administración Obama.
Sin embargo, los demócratas rechazaron cualquier cambio jurídico para agilizar la repatriación de los niños inmigrantes de América Central.
Además, varios legisladores hispanos demócratas se reunieron con Obama y expresaron su rechazo a cualquier modificación de la ley. Algunos republicanos, por su parte, se opusieron a la enorme cantidad de dinero que Obama solicitó.
"No hay modo de conseguir este dinero de la Cámara de Representantes a menos que ajustes la ley''', dijo el miércoles por la tarde el senador Mark Kirk, republicano de Illinois.
Al mismo tiempo, activistas hispanos y de derechos civiles en Nebraska, manifestaron su claro apoyo a la llegada de niños inmigrantes centroamericanos.
Además de criticar a sus líderes estatales y congresistas por oponerse a que el gobierno federal envíe a sus estados a cientos de niños inmigrantes, los activistas pidieron que se acepten a los niños y que se hagan cumplir las leyes federales vigentes que protegen sus derechos.