La apertura de la nueva legislatura en el Congreso de Colombia estuvo marcada por el llamado del presidente Gustavo Petro a un “gran acuerdo nacional” enfocado en unir el país en torno a “concertar los cambios” sobre sus reformas.
Una de las principales, la del sistema de salud, quedó hundida en la legislatura pasada, y la reforma laboral aún se mantiene en trámite en el parlamento.
La Voz de América habló con analistas políticos sobre lo que enfrenta Petro, que en agosto entra a su tercer año de gobierno, para sacar adelante sus ambiciosas reformas sociales, aunque la logró la aprobación de la reforma pensional, su plan nacional de desarrollo y la prohibición de las corridas de toros.
“En el tercer año de cualquier mandatario en Colombia no le alcanza para poder sacar adelante las reformas, porque ya vienen elecciones y todos los que están tomando decisiones en el parlamento", explicó Pedro Viveros, analista político y columnista del diario El Espectador.
"No solo están mirando al gobierno que está en ejercicio, sino que también tienen que pensar en su futuro político, entonces lo que le podría pasar al presidente es que se siente a pensar qué reforma le puede pasar de las que está planteando”, agregó.
En eso coincide Alejandro Alvarado, coordinador de la línea Gobernabilidad y Democracia de la Fundación Pares, quien opina que gran parte de lo que pueda lograr en este período en muchas de sus propuestas obedecerá a si en el desarrollo de las sesiones, el ejecutivo mantiene el tono conciliador para lograr su aprobación.
“Por ejemplo en la reforma a la salud vamos a ver hasta qué punto el presidente va a construir la reforma que pide y no la reforma que quiere, porque la reforma en últimas que tiene que tramitar tiene que conciliar los intereses de las EPS y de los empresarios que trabajan en torno a los servicios de salud, que han tenido una oposición en todos los intentos de reforma", explicó Alvarado a la VOA.
El analista consideta que "se tendrá que hacer esa reforma y en últimas la dejará lista al término de su mandato en 2026”.
Para Viveros, la designación del nuevo ministro de la Política, Juan Fernando Cristo, quien fue jefe de esta cartera en el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos (2010-2018), y a quien el parlamento ve como una persona confiable, también será clave para que su reforma a la salud y laboral logren aprobarse.
“Es el tercer ministro de la política del presidente Petro, uno por año se podría decir. El ministro Cristo tiene unas características y es que él es más de puentes que de orillas, es decir que le gusta más tender puentes que generar divisiones en la discusión y eso es muy importante y le puede favorecer al presidente siempre y cuando haya coordinación en lo que pretende”, destacó.
Los analistas coinciden que el desafío para el gobierno se centra en encontrar “los puntos en común” con la oposición, que lo acusa de “imponer sus propuestas”, para que estas avancen en Senado y Cámara, donde Petro no cuenta con las mayorías necesarias.
“Con las mayorías en el parlamento, que no las tiene, es muy difícil sacar adelante las reformas, y yo veo que cada minuto que pasa el presidente va aterrizando en la realidad y sabe que lo que él tenía como propósito de hacer una asamblea constituyente para sacar adelante sus proyectos es imposible", dijo Viveros.
Añadió que "da la sensación que ya lo entendió al retirarlo de su lenguaje político y le toca recurrir a la norma, vía Congreso, como le ha tocado a todos los presidentes”.
En ese orden, apunta Alvarado que “la llegada del exministro Cristo al gabinete marcó el inicio de una nueva pretensión del presidente de hacerse con las mayorías en el Congreso, especialmente por unir parte del partido de La U y Liberal (independientes) que estaban entrando como en disidencias”.
Por último, subrayan que en medio de los cambios ambiciosos en los que debe convencer al centro político colombiano y a los partidos opositores de derecha, la importancia de que el mandatario haya manifestado “acelerar” la implementación del acuerdo de paz es el “camino” que determinará el futuro de sus reformas.
“El camino era acelerar la implantación del proceso de paz firmado entre el Estado y la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, y un hombre de paz como Petro suponíamos que iba a empezar implementado el proceso de paz, no lo hizo durante dos años y en el tercero se dio cuenta que ese era el camino y eso es positivo”, concluyó Viveros.
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