Perú anunció el miércoles que construirá una amplia sala judicial con lugar para la prensa dentro de la única cárcel del país cuyos reos son exclusivamente expresidentes condenados o detenidos mientras se los investiga por corrupción y otros delitos.
La construcción finalizará en tres meses y se logró tras un acuerdo entre la Corte Suprema y el gobierno, dijo durante la firma del convenio Javier Arévalo, la máxima autoridad del Poder Judicial. “Hace años no hay un solo presidente que no tenga la posibilidad de terminar detenido, o condenado. Los motivos mayormente están vinculados con la corrupción”, indicó el magistrado.
La sala tendrá una área total de 760 metros cuadrados con sectores para los magistrados, acusados, la defensa, un cuarto para los testigos y otro para que los expresidentes esperen antes de ser llamados a la audiencia. También habrá espacios para el público y la prensa.
La cárcel alberga al momento a tres expresidentes. El más antiguo es Alberto Fujimori (1990-2000) quien cumple una condena de 25 años de prisión por su responsabilidad en el asesinato de 25 peruanos, incluido un niño, realizado por un grupo del ejército que combatía al grupo terrorista Sendero Luminoso y actuaba bajo conocimiento del exmandatario.
Otro vecino de celda es el expresidente Alejandro Toledo (2001-2006), quien fue extraditado de Estados Unidos a inicios de año por haber presuntamente recibido 30 millones de dólares en sobornos de la constructora brasileña Odebrecht y para quien la fiscalía ha pedido 20 años de cárcel.
El tercero es el expresidente Pedro Castillo (2021-2022) quien cumple una prisión preventiva de tres años mientras la fiscalía lo investiga por delitos de corrupción y rebelión.
Pero ellos no son los únicos expresidentes en problemas con la justicia.
Aunque ahora en libertad, el exmandatario Ollanta Humala (2011-2016) estuvo preso en la cárcel presidencial varios meses entre 2017 y 2018 mientras era investigado por presunto lavado de dinero que habría recibido de Odebrecht para su campaña presidencial. La fiscalía ha pedido 20 años de prisión para Humala en un juicio que empezó en 2022. El expresidente Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) también está libre y no ha pisado la cárcel, pero estuvo cumpliendo arresto domiciliario y se mantiene bajo investigación fiscal por otro caso de presunta corrupción ligada a Odebrecht.
Odebrecht se convirtió en un dolor de cabeza para los exmandatarios.
Alan García, quien gobernó entre 1985 y 1990 y luego entre 2006 y 2011, se suicidó en 2019 poco antes de ser detenido por una orden fiscal mientras era investigado por los presuntos sobornos que habría recibido de la compañía brasileña.
La cárcel de los expresidentes está ubicada en una zona alejada de Lima, rodeada de casas de ladrillo sin terminar y en la falda de una serie de colinas llenas de polvo y sin árboles.
Esa prisión se estrenó en 2007 cuando la justicia logró la extradición desde Chile de Fujimori, quien estaba preso en ese país luego de volver desde Japón adonde había escapado en 2000 cuando un video difundido por la televisión local mostró a su asesor Vladimiro Montesinos entregando dinero a un parlamentario opositor para que apoye al gobierno.
Además de su sentencia por asesinato, Fujimori, de 85 años, cumple otras tres condenas por corrupción.
La prisión de los mandatarios tiene 10.000 metros cuadrados y es una de las pocas cárceles que no sufre la superpoblación que afecta a 49 prisiones peruanas.
La prisión también alberga a los presos más costosos, según datos oficiales. En 2020 la administración penitenciaria de Perú informó que se gastaba 189.000 dólares anuales para cuidar la cárcel que cuenta con 17 funcionarios, enfermera y ambulancia permanente.