En las calles o en el teletrabajo, periodistas bolivianos reciben el Día Mundial de la Libertad de Prensa con la preocupación por la pandemia y pedidos de mejores condiciones y garantías para ejercer su labor.
Con barbijos, guantes, lentes y protectores plásticos para los micrófonos, los periodistas bolivianos salen a su jornada diaria. Ya no hay mucha sorpresa: los reportes médicos, controles de circulación y filas por los servicios se han convertido en la nueva normalidad.
Desde las calles o en el teletrabajo, el Día Mundial de la Libertad de Prensa llega en Bolivia con la preocupación por la pandemia y pedidos de mejores condiciones y garantías para ejercer la labor periodística.
Elio Mamani, que trabaja en la red de televisión Unitel, reflexiona sobre las condiciones en las que se trabaja en esta compleja situación.
“En los últimos años el panorama no ha cambiado mucho, no se está respetando plenamente los derechos constitucionales y el derecho de la libertad de prensa, se deberían hacer reajustes en el país y otras regiones de Latinoamérica”, asegura.
Para Edith Erquicia, periodista de Radio Fides, el contexto actual la está enfrentando a una de sus mayores pruebas porque como periodista y madre.
“Nunca pensé vivir una situación tan compleja, mientras se va diciendo quédate en casa, somos los periodistas los que tenemos que estar en las calles y muchas veces sin la indumentaria correcta. También hay mucho temor al llegar con la familia, ya no se dan besos como antes, de lejitos nomás hasta terminar de desinfectarse o bañarse, es muy difícil”.
Las demandas del sector de la prensa crecen en medio del desempeño de un gobierno de transición y la postergación de las elecciones, que tras la aprobación de una ley esta semana, fueron reprogramadas para realizarse dentro de tres meses.
Nelson Colque, que trabaja en radio Kawsachun Coca cubriendo el trópico de Cochabamba, -una de las zonas más conflictivas por ser el centro de apoyo del expresidente Evo Morales-, está convencido de que la libertad de prensa está en crisis.
“La libertad de prensa está siendo cuestionada en algunos niveles del Estado, hablamos del gobierno transitorio, en algún sentido estamos siendo coartados y amedrentados (…). La libertad de prensa no es libertinaje, es la información de todos los lados. Es muy lamentable lo que sucede en esta época en la cual estamos viviendo, pero seguimos informando, no hemos bajado los brazos y vamos a seguir adelante”, afirma Colque.
Crisis de los medios
En Bolivia, los diarios impresos dejaron de circular regularmente debido a las restricciones por la cuarentena y dueños de los medios de comunicación se declararon en emergencia por la crisis económica que también golpea a este sector.
Los esfuerzos de los periodistas para mantener la agenda informativa se volcaron a los espacios digitales, pero esta nueva dinámica tampoco ha sido fácil, como cuenta Jesús Alanoca, periodista digital del diario El Deber.
“Se ha implementado el teletrabajo y los periodistas están desarrollando en la medida de sus posibilidades sus actividades desde sus domicilios, también se ve impactado el acceso a fuentes y el tema familiar (…). Creo que a partir de esto muchas de las redacciones tendrán que reinventar su llegada al público”, explicó.
La situación política del país ha marcado desde hace una década, durante el gobierno del expresidente Morales, una relación muy tensa entre el poder Ejecutivo y la prensa. Asociaciones de periodistas denunciaron asfixia económica y restricciones en el ejercicio de su labor.
Tuffí Aré, reconocido periodista boliviano y director del medio Asuntos Centrales, conversó con la Voz de América.
“Ahora la crisis económica es mayor y esto plantea el cierre de los medios de comunicación, mayor desempleo de los periodistas (…) La politización en el país nos coloca en una situación de absoluta presión a los periodistas”, opina.
La Asociación Nacional de la Prensa (ANP) de Bolivia, pidió hace unos días, el apoyo a la administración de la presidenta interina Jeanine Áñez, en medio de la crisis que impactaría de manera directa a más de 1.000 trabajadores.