El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, aseguró el martes que la administración ha llegado a un acuerdo con las principales compañías aseguradoras del país para minimizar el impacto económico del coronavirus en la población.
"Todas las compañías aseguradores presentes aquí hoy, o en fechas anteriores, han acordado eximir de copagos a las pruebas de coronavirus y ofrecer un tratamiento más amplío en todos sus planes", anunció Pence durante una reunión con representantes del sector con motivo del COVID-19 celebrada en la Casa Blanca, a la que también asistió el presidente Donald Trump.
Pence, que encabeza al equipo de trabajo del gabinete que coordina la gestión del brote en EE.UU., sostuvo que el deseo de la administración es que la gente sepa que "están cubiertos", ya sea mediante seguros médicos privados o mediante programas públicos, como Medicare o Medicaid.
Asimismo, el vicepresidente anunció que las aseguradoras también incluirán en sus coberturas la posibilidad de que los clientes se sometan a consultas telemáticas.
"Han acordado también el cubrir la telemedicina, de manera que cualquiera -particularmente la población de más edad y más vulnerable- sienta que no es necesario acudir a un hospital o a la consulta", declaró a los periodistas que cubrían la reunión.
En este sentido, Pence desveló que los directores ejecutivos de estas compañías se han comprometido a que no habrá "facturas sorpresas", en referencia a las facturas inesperadas y, en numerosas ocasiones de elevada cuantía, a la que muchos estadounidenses deben enfrentarse tras recibir tratamiento.
Por último, el vicepresidente aseguró que el deseo del gobierno es "que la gente se someta a las pruebas" de detección del virus y apuntó que, por el momento, las autoridades ya han distribuido un millón de test y que espera que, a lo largo de la semana, estén disponibles otros cuatro millones.
Tras escuchar este informe, Trump se mostró tajante: "Creo que se está realizando un progreso tremendo".