En un improvisada homilía por el Domingo de Pascua, el papa Francisco animó a los fieles a mantenerse firmes en la fe con sus "corazones temerosos" a pesar de todas las guerras, enfermedades y odio en el mundo, reconociendo que muchos se preguntan dónde está dios entre tanta maldad y sufrimiento.
Decenas de miles de fieles desafiaron las fuertes medidas de seguridad y a un breve aguacero para conseguir un lugar en la plaza de San Pedro para la misa del Domingo de Pascua oficiada por el pontífice en las escaleras de la basílica de San Pedro.
Tradicionalmente, la misa de Pascua no incluye la homilía del papa, que se reserva sus reflexiones para la bendición "Urbi et Orbi", un mensaje solemne "a la ciudad y al mundo" que se ofrece a mediodía desde el balcón central del templo.
Pero Francisco rompió la tradición con un improvisado discurso para tratar de responder a lo que describió como una inquietante duda para muchos fieles: Por qué hay tantas tragedias y guerras en el mundo si Jesús resucitó de entre los muertos, una creencia que los cristianos celebran cada Pascua.
"La Iglesia no deja de decir, ante nuestras derrotas, a nuestros corazones cerrados y temerosos 'paren, el Señor ha resucitado'. Pero si el señor ha resucitado, ¿cómo pasan estas cosas?", dijo citando accidentes, enfermedades, tráfico de personas, venganzas y odio, entre otras formas de sufrimiento.
"Nadie nos pregunta: 'Pero, ¿están contentos con todo lo que está pasando en el mundo?' ¿Están dispuestos a seguir adelante" cargando una cruz como hizo Jesús?, preguntó Francisco a los fieles.
"Esto es bonito, pero no se trata de esto, es más que esto", agregó describiendo el día como una ocasión para reflexionar sobre los misterios de la fe.