El gobierno de Panamá concederá un permiso humanitario de hasta 90 días a migrantes que por razones seguridad no quieren volver a sus países, dirigido especialmente a decenas de migrantes deportados recientemente desde Estados Unidos y enviados a un campamento cerca de la selva del Darién, la mayoría asiáticos.
El ministro Seguridad panameño, Frank Ábrego, dijo el viernes que la medida aplicaría a 112 de los 299 migrantes recibidos en tres vuelos desde territorio estadounidense tras el reforzamiento de las medidas migratorias desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca en enero, los cuales fueron trasladados a una estación migratoria la zona selvática del Tapón del Darién.
El grupo de migrantes permaneció varios días en un hotel de la capital panameña desde donde pedían ayuda a través de carteles para no ser enviados a sus naciones de origen, donde algunos aseguran que su vida corre peligro.
Más tarde, fueron enviados a un albergue en la misma provincia de las inhóspitas y peligrosas selvas del Darién, transitadas cada año por miles de migrantes que intentan llegar a Estados Unidos desde Sudamérica.
Entre las cerca de 300 personas hay algunas procedentes de Afganistán, China, la India, Irán, Nepal, Pakistán, Sri Lanka, Turquía, Uzbekistán y Vietnam. Abogados de los que fueron desplazados al Darién dijeron que no habían podido comunicarse con sus clientes desde que llegaron allí.
El permiso busca que los beneficiados puedan hacer trámites para viajar a un tercer país. Serán entrevistados por las autoridades panameñas y luego pasarán bajo la protección de la Oficina Nacional para la Atención de Refugiados (ONPAR).
Mientras dure el permiso tendrán libertad para escoger sus residencias, y podrían tener acceso a sus abogados, dijo Ábrego.
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