No se dan por vencidos porque hasta ver no creer, insisten los padres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, México, el pasado 26 de septiembre.
Después de incansables protestas, incluida una este lunes, que paralizó el aeropuerto de Acapulco, los padres de familia aseguran que no descansarán hasta que los forenses extranjeros den los resultados.
Según confesiones de los detenidos, los 43 estudiantes fueron asesinados y quemados en un basurero de Cocula, pero los restos se encuentran en muy mal estado, lo que dificulta su identificación.
Por esta razón el gobierno de México consultó a los centros de referencia mundial y el único que aceptó tomar el caso es el Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Innsbruck en Austria. Forenses argentinos también apoyan la investigación.
Los padres afirman que primero les dijeron que sus hijos se encontraban en fosas y ahora calcinados en bolsas por lo que ya no creen ni confían en las autoridades mexicanas.
