Una nueva marcha convocada para exigir la localización de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala se tornó violenta cuando los manifestantes golpearon, mancharon y prendieron fuego a las puertas del Palacio Nacional de la capital mexicana.
Unas tres mil personas marcharon de la Procuraduría General de la República hasta el palacio situado el Zócalo gritando consignas como “No es uno, no son diez, queremos de regreso a los 43”.
Al terminar la manifestación un grupo más pequeño se dirigieron al Zócalo, sede de la Secretaría de Hacienda, y arremetieron contra el portón a los gritos de “¡La pintura se quita, la sangre no!” y exigiendo la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto.
Fuerzas de seguridad dispersaron a los manifestantes y apagaron el fuego, y algunos medios dijeron que hicieron algunos arrestos.
Confiesan matanza
De acuerdo con las investigaciones de la PGR y la declaración de tres participantes en la masacre, la desaparición de los 43 estudiantes tuvo lugar en un basurero municipal de Cocula.
Los estudiantes fueron trasladados inicialmente en unidades de policías municipales de Iguala y Cocula y entregados al grupo delictivo Guerreros Unidos. Luego fueron llevados en dos camionetas hacia el basurero municipal de Cocula, donde los mataron.
De acuerdo al Procurador, Jesús Murillo Karam, los cadáveres de los estudiantes fueron arrojados a la parte baja del basurero donde los quemaron, “hicieron guardias y relevos para que el fuego durase horas".
Posteriormente los restos fueron metidos en bolsas y arrojados a un río cercano.
