La revolución tecnológica debe utilizarse para beneficiar a los más pobres en el mundo, especialmente a las mujeres, que no lograrán la igualdad de género sin “el gran salto que pueden proporcionar las innovaciones del siglo XXI”, señaló la directora de la agencia de Naciones Unidas para las mujeres.
Phumzile Mlambo-Ngcuka dijo en una entrevista y en un discurso antes de la reunión anual de la Comisión sobre el Estado de la Mujer, que arranca el lunes, que el saneamiento, el agua potable, las buenas carreteras, el acceso asequible a internet y el uso de celulares para transferir dinero y pagar facturas son críticos para cambiar la vida de las mujeres.
“Hemos hecho progresos hacia la igualdad de género. Tenemos más mujeres en roles importantes, pero seguimos dejando a muchas, muchas mujeres atrás”, señaló la directora ejecutiva de ONU Mujeres. “Algunas veces incluso perdemos los avances que habíamos realizado. Y es por eso que estamos enfatizando la importancia de la innovación y la tecnología”.
Si la tecnología y la innovación no se utilizan para promover la igualdad para las mujeres, desde la agricultura y la educación a las finanzas y la salud, agregó, la “Cuarta Revolución Industrial” del rápido cambio tecnológico ocurrirá “y las mujeres seguirán viviendo en la revolución industrial previa, que tampoco funcionó muy bien para ellas”.
“La buena noticia es que para muchos de los problemas que tenemos hoy hay soluciones que conocemos”, dijo Mlambo-Ngcuka.
Señaló el servicio de internet asequible y el uso de “dinero móvil” a través de los celulares, que está cambiando las vidas de las mujeres en Kenia del mismo modo que los microcréditos han permitido que cientos de miles de mujeres en países en desarrollo puedan iniciar negocios.
En algunas naciones, el “dinero móvil” puede utilizarse para pagar el suministro de agua o comprar energía, “por lo tanto no es un lujo tener este tipo de infraestructuras”, indicó Mlambo-Ngcuka.
Destacó que el 80% de las mujeres en países con ingresos bajos o medios tienen celulares y “sería un error histórico no hacer un uso deliberado de esas tecnologías para avanzar en la igualdad de género”.
“La mala noticia es que aunque hay soluciones, no se están tomando en consideración en su totalidad, incluso cuando reduce los costos”, apuntó Mlambo-Ngcuka.
El principal reto en la implementación del objetivo de la ONU de alcanzar la igualdad de género en 2030 es la necesidad de acelerar el ritmo y aumentar la escala de las acciones, dijo.
Las infraestructuras son una de las barreras y el motivo por el que, según dijo, son un punto clave en la agenda de la Comisión sobre el Estado de la Mujer, que se reunirá durante dos semanas.
Otro de los desafíos es terminar con la violencia contra las mujeres, agregó. El movimiento #MeToo ha ayudado a exponer el predominio del acoso y el abuso sexual y mostró que hay consecuencias, y ha provocado cambios en algunas organizaciones e instituciones, manifestó.
Según Mlambo-Ngcuka, la tecnología de las redes sociales ha sido la que ha dado a las mujeres una plataforma para manifestarse contra estos comportamientos.
Pero se necesitan mayores esfuerzos para cambiar la mala legislación e implementar buenas leyes contra el acoso sexual, el abuso y la violencia doméstica, dijo.
Mirando hacia el futuro, Mlambo-Ngcuka apuntó que el mundo no debe aceptar que, al ritmo actual, se tardarán más de 200 años en lograr la igualdad de género.
Esto supone que “solo los nietos de los nietos de los nietos lograrán la igualdad de género”, algo que calificó de inaceptable. “Sin acción internacional, este ritmo lento y continuado es un riesgo real”.