La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas que se reunió en Nueva York, aprobó por una amplia mayoría una resolución condenando la violenta represión del gobierno sirio contra la población civil, que ya deja como saldo más de 5.000 muertos.
En el documento, la Asamblea declara su gran preocupación por "violaciones continuas y sistemáticas de los derechos humanos y las libertades fundamentales por parte de las autoridades sirias" e insiste en la necesidad de impulsar una transición democrática en el país.
El texto, que únicamente tiene valor simbólico, acusa a las autoridades sirias por asesinar y perseguir a manifestantes civiles e, incluso, a periodistas. Además condena las torturas, maltrato a niños y violencia sexual.
Mientras los países miembros votaban esta resolución, el derramamiento de sangre en Siria no se detenía. Las tropas de Bashar Al Assad continúan bombardeando ciudades como Homs, Idleb y Hama dejando cerca de 60 muertos.
Esta resolución tuvo la aprobación de 137 de los 193 países que conforman la Asamblea y reclama que Siria "ponga fin de inmediato a todas las violaciones de Derechos Humanos y a los ataques contra civiles".
Sin embargo, Rusia, China y los países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), continúan oponiéndose a la intervención del organismo internacional en Siria, pues consideran que es una intromisión en asuntos internos.
