Cinco ciudades del sur de Brasil suspendieron las clases el jueves debido a una ola de calor, informaron las autoridades, mientras las temperaturas en algunos lugares ascendían a 36 grados Celsius.
Río Grande, una de las cinco ciudades —todas ubicadas en el estado de Rio Grande do Sul— indicó que sus escuelas no estaban equipadas para lidiar con el calor extremo. Se tiene previsto que las clases se reanuden el lunes.
El Instituto Nacional de Meteorología emitió una alerta de clima severo para Rio Grande do Sul y otros cuatro estados del país. Las áreas afectadas han experimentado temperaturas de hasta 5 grados Celsius por encima del promedio mensual.
Los eventos de clima extremo afectaron a por lo menos 1,17 millones de niños en Brasil el año pasado, principalmente debido a inundaciones y sequías, según que la UNESCO dio a conocer en enero. La mayoría de los afectados se encontraban en Rio Grande do Sul, donde más de 740.000 estudiantes perdieron clases durante las inundaciones que devastaron el estado en mayo de 2024.
Daniel Cara, investigador de políticas educativas en la Universidad de Sao Paulo, comentó que históricamente las escuelas han tenido que cerrar durante la temporada seca debido a la amenaza de incendios forestales o la falta de agua. Ahora, aseguró, los cierres de escuelas debido al calor extremo se han vuelto más comunes.
“Esta será la nueva normalidad”, afirmó en una entrevista telefónica. “Los problemas climáticos siempre han ejercido presión sobre el calendario escolar. Ahora, el nuevo factor es que las olas de calor y la falta de aire acondicionado harán que las cancelaciones de clases sean más comunes”.
Los brasileños han soportado olas de calor abrasadoras este verano. En febrero, Río de Janeiro registró su día más caluroso en al menos una década, con temperaturas de hasta 44 grados Celsius.
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