El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está pidiendo nuevamente al Congreso que ponga fin a las exenciones fiscales que favorecen a las compañías estadounidenses con subsidiarias fuera del país, y que las alientan a crear fuentes de empleo en el extranjero.
Obama abordó en su alocución semanal de los sábados el tema de los llamados alivios tributarios, incluidos en un proyecto de ley estancado ahora en el Senado y que acabaría con algunas de las ventajas fiscales de que gozan las empresas estadounidenses que operan en el exterior.
El presidente dijo que no hay ninguna razón para que el código tributario premie activamente a compañías por fomentar empleos en otros países.
“En su lugar –dijo—deberíamos emplear los dólares de nuestros impuestos para recompensar a compañías que creen puestos de trabajo y negocios dentro de nuestras fronteras”.
Con las miras puestas en una tasa de desempleo que ronda 9,5 por ciento, y ante la expectativa de que los demócratas pierdan terreno en las elecciones del 2 de noviembre próximo, Obama ha puesto énfasis en sus últimas apariciones públicas en los temas economicos, especialmente en la creación de nuevos empleos.
Entre los objetivos del Presidente está conceder a todas las empresas un respiro tributario en lo que resfiere al nuevo equipamiento que adquieran el año próximo y en general ayudarlas a ser más competitivas en los mercados globales, especialmente a las industrias nacientes como las vinculadas al desarrollo de fuentes de energía alternativas.
Obama dijo que aunque las firmas estadounidenses que operan en el ámbito internacional hacen una contribución importante a la economía del país, no tiene sentido otorgarles exenciones fiscales cuando las compañías en la nación están luchando por recuperarse de la crisis económica.
El Presidente resaltó que una de las claves ahora para crear más empleos en el país es alentar a las empresas a que inviertan más en Estados Unidos.
En respuesta a la alocución de Obama, el congresista republicano por Indiana Mike Pence abogó por extender los recortes tributarios a los contribuyentes dispuestos por el ex presidente George W. Bush, algo a lo que los demócratas se oponen.
Los líderes demócratas del Congreso han dicho que el tema de la política tributaria será discutido sólo después de las elecciones del 2 de noviembre.