La líder de Hong Kong, Carrie Lam, afirma que las libertades básicas no serán infringidas por una nueva ley de seguridad propuesta por Beijing al antiguo territorio británico.
La ley, revelada la semana pasada durante una sesión del congreso nacional de China, prevendría y castigaría actos de “secesión, subversión y actividades terroristas” que amenacen la seguridad nacional. También permitiría a los órganos de seguridad de China establecer agencias en Hong Kong.
El proyecto ha sido ampliamente condenado por grupos empresariales y naciones occidentales como una sentencia de muerte al concepto de “un país, dos sistemas” establecido en el traspaso de Hong Kong de Gran Bretaña a China en 1997, especialmente porque circunvala a la legislatura local.
Sin embargo, Lam dijo este martes a los reporteros que desde el traspaso, “cada vez que la gente se ha preocupado sobre las libertades de expresión y de protestas, una y otra vez Hong Kong ha demostrado que puede sostener y preservar esos valores”.
El territorio, un importante centro financiero internacional, sufrió en 2019 una masiva ola de protestas, en ocasiones violentas, desatadas inicialmente por un polémico proyecto de ley de extradición a China que luego se convirtieron en demandas de mayor democracia.
Muchos ciudadanos temen que su autonomía se esté perdiendo gradualmente por las injerencias continuas en sus asuntos por el gobierno central en Beijing.
Las protestas amainaron después de la llegada del coronavirus al territorio a principios de 2020, pero han despertado esporádicamente en los últimos días a medida que la pandemia ha ido desapareciendo.