Un ataque talibán a un complejo militar afgano en Gardez, provincia de Paktia, mató el jueves a por lo menos cinco civiles e hirió a docenas más, incluyendo a cinco militares.
Un vocero de la Unidad 203 del ejército afgano, Aimal Khan Mohmand, le dijo a la Voz de América que el atacante suicida, a bordo de un camión Mazda cargado de explosivos, logró dañar las murallas del complejo militar.
La agencia afgana de noticias, Tolo, reportó que basada en fotografías de las redes sociales, el edificio “fue destruido”.
El portavoz talibán, Zabiullah Mujahid, se atribuyó la responsabilidad y dijo que el ataque era una respuesta al presidente afgano, Ashraf Ghani, por haber ordenado el reinicio de las operaciones ofensivas contra el grupo insurgente. Las operaciones fueron suspendidas desde que los insurgentes firmaron un acuerdo con Estados Unidos en Doha, en febrero, para intentar terminar la guerra.
El atentado se produce días después de otros múltiples ataques en otras partes del país, incluyendo uno contra un hospital en Kabul, donde murieron más de 50 personas, entre ellos varios recién nacidos.
Mientras el Talibán niega la autoría de los últimos ataques, altos funcionarios afganos, incluyendo el vicepresidente Amrullah Saleh, responsabilizaron al grupo por esas incursiones.
El ministro interino del Interior, Massoud Andarabi, acusó a una facción de los talibanes, la Red Haqqani, de tener cercanos vínculos con el capítulo local del Estado Islámico que se atribuyó la responsabilidad por ciertas acciones armadas.
Los recientes hechos de violencia podrían tener serios efectos en el acuerdo firmado en Doha.