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"No van a poder quedarse en casa": albergue en DC lucha por permanecer abierto


Más del 40% de la juventud sin techo en la capital de EE.UU. son miembros de la comunidad LGTB, según datos de la ONG Friendship Place.
Más del 40% de la juventud sin techo en la capital de EE.UU. son miembros de la comunidad LGTB, según datos de la ONG Friendship Place.

El día que nadie llegue al número 7530 de la avenida Georgia, es cuando Ruby Corado va a dejar de trabajar.

En la última semana, desde que la alcaldesa de Washington D.C., ordenó a sus habitantes permanecer en su casa por la pandemia del coronavirus, Contreras dice que ha estado de pie “técnicamente 24 horas”.

Casa Ruby, la organización que la salvadoreña fundó hace 30 años es precisamente eso: un hogar para quienes no lo tienen. Más del 40% de la juventud sin techo en la capital son miembros de la comunidad LGTB, según datos de la ONG, Friendship Place.

“Las personas a las cuales yo sirvo no van a poder recibir un cheque federal, no van a poder estar en su casa porque no tienen a donde irse”, dijo Corado a la Voz de América.

Washington ya tiene más de 600 casos confirmados de coronavirus y, aunque la prohibición del distrito de no estar en la calle no aplica a la población sin hogar, la orden emitida por la alcaldía recomienda “urgentemente que busquen albergue”.

En Casa Ruby hay 100 camas, según Corado, y en los últimos diez días ha visto un incremento del 40% en la cantidad de personas que buscan un lugar para refugiarse y pasar la noche. La mayor parte de las donaciones que recibían venían de restaurantes y hoteles que ahora, explicó la salvadoreña, están cerrados.

“No tengo lo suficientes recursos pero abrimos las puertas (…) y va a ser hasta que podamos”, dijo Corado, “Son momentos difíciles y son momentos en los que las personas que ya están marginalizadas no son la prioridad”.

Algunos de los trabajadores de Casa Ruby, debido a la emergencia de la COVID-19, han decidido no ir más al centro. En la cocina solo queda una persona: Alda Zapata.

“Yo tengo un compromiso, tanto laboral como moral (…) no tanto al trabajo, sino a la amistad y al apoyo que me ha brindado Ruby a mí”, dijo Zapata, de 38 años y originaria de Nicaragua, a la VOA.

Ella está trabajando ahora tres turnos y dice que le ha servido para mantener la calma no pensar “mucho” en la situación actual. “No pienso en el virus, no me da tiempo de pensar porque solo tengo cabeza para pensar que hago hoy de comida”, contó a la VOA entre risas.

“Nada me cuesta poner un poquito de mí para que todo salga bien”, añadió.

Contreras ve la necesidad de mantener Casa Ruby abierta en estos momentos, a pesar de las dificultades, como un imperativo.

“Organizaciones como Casa Ruby no pueden cerrar las puertas”, sentenció. Cuando llegó a Estados Unidos, Ruby decidió fundar la organización porque vio que no existían muchos sitios que apoyaban a personas como ella: una mujer latina transgénero.

A pesar de ser diabética y VIH positivo, parte de la población de riesgo frente al coronavirus, Corado dice que no va a dejar de servir a su comunidad durante esta crisis.

“El deseo de ayudar al prójimo es más grande”.

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