El exilio del ex candidato presidencial opositor Edmundo González Urrutia refuerza una imagen “pésima” del gobierno de Nicolás Maduro dentro y fuera de Venezuela, sosteniendo niveles elevados de represión de la disidencia y complicando aún más la posibilidad de una transición democrática, advierten expertos consultados.
González Urrutia, un diplomático retirado que asumió la candidatura presidencial de la oposición tras vetos a otros varios postulados, entre ellos María Corina Machado, viajó de Caracas a Madrid para acogerse a la figura de asilo político en España.
El dirigente, de 75 años, tomó su decisión luego que un juez ordenara su arresto por presuntos delitos de usurpación de funciones, forjamiento de documento público, instigación a la desobediencia de las leyes, conspiración, sabotaje de sistemas y delitos de asociación, en referencia a las actas de la votación publicadas por la oposición.
Maduro fue declarado ganador de la elección con 7 puntos de ventaja por parte del Consejo Nacional Electoral, sin presentar hasta la fecha los resultados pormenorizados del sufragio. La coalición antichavista publicó más del 80 % de las actas de votación para afirmar que González Urrutia había ganado por más de 37 puntos de diferencia.
“Hemos ganado”, dijo este lunes Maduro, al referirse al exilio a España de su exrival en los comicios presidenciales del pasado 28 de julio.
Según el gobierno, González Urrutia y Machado comandaban un plan “fascista” y violento para derrocarlo. Además, Maduro dijo que respetaba la decisión de González Urrutia, a quien definió como “un caballero” y consideró que colaboraba con la “paz” del país.
Imagen en deterioro
A pesar de esas expresiones, la imagen de Maduro a nivel internacional podría considerarse “pésima” en estos momentos, no sólo por las dudas del resultado electoral, sino además por el exilio de su contrincante, de acuerdo con el politólogo Eduardo Valero.
“No hay quien saque” a la Unión Europea, Estados Unidos y los gobiernos de izquierda latinoamericana, como Chile, Colombia y Brasil, de la idea de que Maduro perdió, destaca el director de la Escuela de Estudios Políticos de la Universidad Central, en Caracas.
Este martes, un grupo de 45 países solicitaron ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que el gobierno de Maduro pusiera fin a la represión contra políticos opositores y manifestantes, considerando que “se está intensificando en todo el país”.
Trinchera de represión
Tamara Tarasiuk, directora del programa de Estado de Derecho Peter D. Bell del centro de pensamiento estadounidense Inter-American Dialogue (Diálogo Interamericano), subrayó la semana pasada en un evento de la plataforma R4V que el gobierno de Maduro se está “atrincherando en este camino represivo”, al no poder comprobar su victoria.
Esa estrategia, dijo Tarasiuk, se traduce en 2.500 personas detenidas, 25 muertes durante protestas, procesos penales sin el debido proceso, un nivel de intimidación en la calle “mucho más intenso”, la anulación de pasaportes de activistas y “limitación” de la movilización popular.
A su juicio, Maduro no ha logrado su máximo objetivo de la elección de julio.
“Se buscaba una legitimidad internacional necesaria para acceder a ciertos mercados (…) no se consiguió con un fraude electoral (…) hubo un resultado para el cual no se ha podido presentar evidencia”, expresó Tarasiuk en su intervención por videoconferencia.
El momento político que se vive en Venezuela no parece indicar que la transición democrática anhelada por la oposición esté en ciernes, opina, por su parte, Maryhen Jiménez, experta en ciencias políticas y académica en la Universidad de Oxford.
“No podemos predecir si se dará o no una transición. Se ve cuesta arriba. En otros contextos, pese a la represión ha sido posible resistir y movilizarse”, comenta en conversación con la Voz de América.
Según la analista y académica, está vigente en Venezuela la necesidad de construir un movimiento “prodemocracia que pueda movilizar” a la oposición en torno a sus demandas “legítimas”.
“La oposición tiene que formar estrategias para múltiples escenarios, enfocándose en construir capital y fuerza propia y no delegar el futuro de la resistencia democrática en manos de actores internacionales”, apunta Jiménez, investigadora de asuntos sobre democratización, autoritarismo, políticos exiliados y resistencia civil.
Alérgico a la disidencia
Benjamin Gedan, director del programa para Latinoamérica del centro de pensamiento The Wilson Center, afirma a la VOA que “la brutal represión de la oposición” inmediatamente después de las elecciones “ha desenmascarado al régimen” de Nicolás Maduro.
Por su lado, la politóloga y profesora universitaria María Alexandra Semprún valora que el exilio de González Urrutia ha proyectado la imagen de un Maduro “intransigente”, que no permite la disidencia y que ejerce un control absoluto “por su capacidad represora”.
Maduro defiende su triunfo como legítimo y ha dicho que sólo entregará la presidencia a un dirigente “chavista y revolucionario”. González Urrutia, por su parte, dijo en un mensaje leído este martes por su hija en Madrid que continuará luchando junto a Machado por reivindicar el resultado de la elección de julio, que, según él, lo favoreció.
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