Centenares de jugadores profesionales de fútbol americano de la NFL se hincaron, se unieron de brazos o permanecieron en los vestidores el domingo durante la interpretación del himno nacional de Estados Unidos antes de sus partidos, en respuesta a tres días seguidos de pedidos del presidente Donald Trump para que despida a quienes irrespeten los símbolos patrios.
El viernes en un mitin político, el mandatario dijo que los jugadores que se hincan durante la interpretación del himno en protesta por el trato que la policía le da a la gente de raza negra, que consideran discriminatorio, debían ser despedidos.
"Eso es una falta de respeto total a nuestra historia nacional. Es una falta de respeto total a todo lo que defendemos", dijo Trump en Alabama.
"¿No les encantaría a ustedes ver (actuar) a uno de estos propietarios de la NFL, cuando alguien le falta al respeto a nuestra bandera? Uno diría: 'Saquen a ese hijo de p.. fuera del campo de inmediato. ¡Fuera! Está despedido'", arengó el mandatario.
Las palabras del presidente fueron aplaudidas durante el mitin por la audiencia predominantemente blanca, pero para los jugadores de la NFL, que en su mayoría son afroestadounidenses, que muchos han crecido en vecindarios difíciles y algunos han sido criados por mujeres fuertes, sus palabras —y sobre todo su insulto— no cayeron en gracia.
“No hay SOBs (hijos de p) en esta liga”, dijo el entrenador de los Detroit Lions, Jim Caldwell.
La campaña de protestas contra el racismo comenzó el año pasado cuando el mariscal de campo de los San Francisco 49ers, Colin Kaepernick, primero se quedó sentado durante el himno y luego, decidió hincarse para ser menos irrespetuoso. Entonces fue noticia, pero este año la protesta había quedado casi olvidada —solo seis jugadores protestaron la semana pasada—hasta que Trump se refirió a ella.
Jugadores, los dueños de los equipos y comisionados pasados y presentes de la NFL rechazaron las críticas del presidente, pero las respuestas más fuertes vinieron de los jugadores que percibieron que Trump insultó a sus progenitoras.
“Una vez más, es una tragedia en este país que tengamos que sentarnos aquí y todavía tengamos este tipo de discusiones”, dijo el quarterback novato de los Cleveland Browns, DeShone Kizer. “Yo sé muy bien que no soy un hijo de p…, y pienso seguir adelante y hacer lo que pueda desde mi posición para promover la igualdad que se necesita en este país”.
Michael Thomas, de los Miami Dolphins, reaccionó sorprendido de que con todo lo que sucede en el mundo, el “líder del mundo libre” tenga que meterse a criticar a los futbolistas.
“Como hombre, como padre, como un hombre afroestadounidense, como alguien en la NFL y como uno de esos ‘hijos de p…’, pues sí, lo tomó como ataque personal”, dijo Thomas.
La protesta abarcó a todos los 28 equipos de la NFL que vieron acción el domingo y en algunos casos, como el de los Jaguares de Jacksonville, los Eagles de Filadelfia y los Redskins de Washington, los dueños de los equipos se unieron de brazos con los jugadores, entrenadores, personal de apoyo, y hasta con oficiales de la policía que dan seguridad en el campo.
Para la noche de domingo solo dos de los 32 equipos de la NFL no habían emitido comunicados en respuesta a lo dicho por Trump.
El domingo, el presidente Trump insistió: “Gran solidaridad para nuestro Himno Nacional y para nuestro País. Pararse con los brazos unidos es bueno, arrodillarse no es aceptable. ¡Malos raitings!”, tuiteó.