Tuve la oportunidad de ir a ver un partido de los llamados Nationals, el equipo de béisbol de Washington y la experiencia fue única.
Ir a un estadio para disfrutar de un partido de béisbol es una experiencia alucinante, en donde la rivalidad deportiva se confunde con la música, los disfraces, las locuras, la comida y las amistades.
Uno no va al estadio sólo a ver un partido, uno va a divertirse, a comer, hablar y cantar.
Lo que más me llamó la atención fue la cultura familiar del béisbol. No es un deporte de hombres, es un deporte de familia. Aquí vi amigos con amigos, padres con hijos, hijos con madres y padres y madres, todos con todos.
Al final del partido, los seguidores de ambos equipos se retiran en paz. No hay pleitos o broncas, no altercados, no hay policías arrestando a borrachos, todo el mundo se va hablando del próximo encuentro.
La comida, como en el cine, es costosa. Ahora creo entender porque le llaman el diamante, quizás por su costo.
Para mí, amante del futbol, la posibilidad de conocer lo que piensan los estadounidenses fue importante, no se trata de un juego de meter goles, sino de un día de diversión.
Los invito a que vean este video que produjo la Voz de América sobre un día en el campo de pelota, en pleno corazón de Washington.
