Gina Haspel, quien ha trabajado como agente de la Agencia Central de Inteligencia desde 1985, asumió el cargo de subdirectora de la agencia a principios de 2017.
Aunque cuando fue nombrada como número dos de la CIA recibió aprobación de empleados y líderes en la agencia estadounidense, el anuncio no llegó sin controversia.
Una de las misiones internacionales de Haspel, incluyó la dirección de una las cárceles secretas en Tailandia donde varios de los miembros del grupo terrorista Al Qaeda estuvieron retenidos. Estos acusados de los atentados de ‘Septiembre 11’ en Nueva York fueron sometidos a prácticas interrogatorias conocidas como waterboarding, definidas por grupos de derechos humanos como tortura, y que posteriormente, tras una investigación del Senado estadounidense fueron prohibidas.
Durante esa investigación se determinó que Haspel estuvo presente en al menos dos interrogatorios en los que se utilizaron torturas con agua o “submarino”. También se le atribuye la decisión de destruir videos en los que se registraban torturas a los detenidos del centro en Tailandia.
Su nombramiento despertó diverso tipo de reacciones y la Voz de América entrevistó a la analista y estratega política, Sonia Colin Reed, quien advierte que es un hecho histórico que tendrá su punto focal en los cuestionamientos de los legisladores durante las audiencias de confirmación en el Senado estadounidense.
Haspel, de 61 años, ha liderado varios departamentos de la CIA incluyendo bases internacionales y el Servicio Nacional Clandestino para la Inteligencia Extranjera y la Acción Encubierta.
Recibió entre otros, el premio George H.W. Bush a la excelencia en contraterrorismo y la Medalla de Inteligencia al Mérito.
El gobierno del Barack Obama terminó el programa de interrogatorios de la CIA promovido por la administración de George W. Bush.
Colaboración con la entrevista de Gioconda Tapia Reynolds